Cristina lo hizo. La vicepresidenta logró que Horacio Rodríguez Larreta se posicionara como candidato natural a la presidencia de la Nación para 2023. La estrategia fue bien sencilla: bastó el redireccionamiento de fondos de la coparticipación de la CABA a la provincia de Buenos Aires por parte de Alberto Fernández... a obvio pedido de Cristina.

Ni al más genial cerebro de Juntos por el Cambio se le habría ocurrido algo semejante. Larreta agradecido. La jugada no le podía haber salido mejor.

Es que, dentro del núcleo duro de ese movimiento, había voces que lo tildaban de “blando” por permitir el avance del kirchnerismo en torno a la cuarentena en la Ciudad de Buenos Aires, su propio terruño.

No obstante, aquellos que lo habían catalogado como “suave”, ahora están reviendo sus calificativos y aseguran que lo votarían en una eventual elección presidencial. Algo similar ocurre con los indecisos de Juntos por el Cambio, a los cuales Larreta acaba de convencer gracias a los oficios del kirchnerismo.

Hay que prestar atención a su última aparición televisiva, en la cual ya no les habló solamente a los ciudadanos de la CABA, sino también —sobre todo— a los argentinos en general. Fue el virtual lanzamiento de su candidatura a presidente. Patricia Bullrich y Alfredo Cornejo tragan saliva por la inesperada competencia que les apareció.

La coparticipación sí se toca

Durante la semana que pasó, el propio Rodríguez Larreta anticipó que se dirigirá a la Corte Suprema a efectos de recurrir la medida impulsada por Alberto. Planteará la inconstitucionalidad de la medida argumentando que el inciso 3 del artículo 99 de la Constitución Nacional le prohíbe expresamente al presidente de la Nación legislar en materia fiscal.

Sin embargo, según pudo averiguar Tribuna de Periodistas a través de la consulta a sendos especialistas en temas tributarios, el jefe de Gobierno porteño cuenta con pocas chances de éxito: “Técnicamente el punto de coparticipación que le quita Alberto a la CABA es de la parte que le corresponde a Nación y que Macri le dio al principio de su gobierno a Rodríguez Larreta, ambos con la misma discrecionalidad. Uno le dio y el otro se lo sacó”, dijo uno de ellos.

El otro añadió: “Es legal, no necesita una ley porque es parte de la masa coparticipable de Nación, de la que dispone como quiere”.

De todos modos, el próximo lunes se reunirán los líderes de Juntos por el Cambio con ese tópico —y otros— en agenda. Estarán Cornejo, Bullrich y Maximiliano Ferraro, aunque de manera virtual. Presumiblemente aparezca por allí el propio Rodríguez Larreta, ahora rubio y de ojos celestes.

Una de las iniciativas que se plantearán allí será el pedido al gobierno nacional de coparticipar a las provincias la emisión monetaria. Será una discusión bien densa y que promete polémica.

Las lecciones que nos legó Alberto

Lo ocurrido la semana pasada dejó varias enseñanzas. La primera es que Axel Kicillof no está a la altura de las circunstancias a la hora de gobernar la provincia de Buenos Aires.

Lo sucedido con la policía bonaerense es muestra cabal de ello. ¿Hubiera podido lidiar con ese conflicto de no haber aparecido la mano salvadora del presidente de la Nación?

Dicho sea de paso, ¿hará lo mismo Alberto cada vez que ocurra un conflicto similar, ya sea con los docentes, ya sea con los médicos, ya sea con otras fuerzas de seguridad? ¿A quién le quitará recursos en la próxima oportunidad?

En tal sentido, otra duda inquietante: ¿Hará lo mismo si le piden auxilio otros mandatarios provinciales?

Como sea, luego de lo ocurrido, las cabezas de Kicillof y Sergio Berni quedaron pendiendo de un hilo y debió interceder la mismísima Cristina para “zafarlos” a ambos.

El caso puntual del ministro de Seguridad Bonaerense directamente dejó estupefactos a propios y ajenos: proclive a la alta exposición mediática, decidió no ser parte de las negociaciones con los uniformados, aún cuando estos pedían que estuviera en la mesa de discusión.

Ello provocó que puntuales funcionarios de la gobernación de la provincia de Buenos Aires pidieran su renuncia, no solo por su ineficacia a la hora de negociar con la policía, sino porque además no supo prever que el conflicto estaba a punto de estallar. Incluso promete continuar: básicamente porque los “pitufos” dijeron no estar conformes con el incremento ofrecido por el oficialismo.

En otro orden de cosas, se presume que parte del dinero que se reasignará de la CABA a la provincia gobernada por Kicillof será utilizado para el armado y organización de la campaña legislativa 2021 del Frente de Todos. Si esto se comprueba, será un verdadero escándalo.

Papelón en el BID y reforma que vuelve

Finalmente, el gobierno desistió de impulsar la candidatura de Gustavo Béliz para presidir el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) e incluso se abstendrá en la votación que designará al estadounidense Mauricio Claver.

La elección se llevará a cabo entre el 12 y el 13 de septiembre y será la primera vez que el organismo internacional será presidido por un norteamericano.

A pesar de ello, el gobierno ha decidido presentar la noticia como una victoria. Por caso, la oficiosa agencia de noticias Télam ha publicado esta sábado un análisis titulado “Lo que se gana, a pesar de la derrota en el BID”. Sin comentarios.

Otro de los tópicos que el kirchnerismo intentará reimpulsar esta semana es la cuestionada reforma judicial. Habrá en tal sentido febriles negociaciones en la Cámara de Diputados.

Se trata de una movida que, en caso de sancionarse, requerirá un extra de 6 mil millones de pesos. Ergo: ¿El presidente piensa en quitarle otro punto de coparticipación Rodríguez Larreta para llevar adelante la avanzada cristinista? Solo ironías.

Finalmente, impresentables

Como reveló Tribuna de Periodistas, el gobierno decidió contratar en la Administración Nacional de la Seguridad Social (Anses) a Katya Daura, la amiga de Amado Boudou que supo hacer desastres al frente de la Casa de la Moneda durante el gobierno de Cristina Kirchner.

La mujer fue oficializada como directora de Soporte Técnico Administrativo y, quien firmó la orden —que no aparece en el Boletín Oficial—, fue María Fernanda Raverta, directora Ejecutiva de esa misma dependencia.

Lo que no se contó en esa nota, y que se revela ahora mismo, es que el marido de Daura, Manuel Maria Somoza, es “ñoqui” de la Anses

A su vez, ha regresado a la misma dependencia la ex directora de Recursos Humanos Berenice Vampa, cuyo marido tiene nexos con narcos mexicanos.

Ello explica por qué el gobierno intenta avanzar en la despenalización de las drogas, tal cual intentó Aníbal Fernández hace una década. “La historia se repite dos veces”, decía Karl Marx.

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