Lázaro Báez acaba de ser condenado a 12 años de prisión por el delito de blanqueo de activos. En buen romance, el consabido “lavado de dinero”.
No parece una condena de relevancia, ya que se le descontarán los 4 años que ya purgó en prisión y aún resta saber qué dirán las instancias superiores, como la Cámara de Casación y, eventualmente, la Corte Suprema.
Sin embargo, el expediente de la “ruta del dinero K” que acaba de complicar a Báez está íntimamente relacionado con otras tres causas judiciales que preocupan a Cristina: la investigación por la obra pública, el expediente Los Sauces y los cuadernos de la corrupción del chofer Oscar Centeno.
No hay dudas de que la sentencia de este miércoles influirá, en mayor o menor medida, en esas investigaciones judiciales.
De más está agregar que en todas ellas aparece la figura de Cristina Kirchner como actriz central. Ergo, ya mismo la vicepresidenta debería estar preocupándose.
Porque, si los jueces han corroborado que Báez ha lavado dinero, el próximo paso será determinar de dónde provinieron esos fondos. Es lo que surgirá del juicio por la obra pública.
Acto seguido, deberán precisar cómo fue el mecanismo de blanqueo. Que aparece en otro de los expedientes, el de Los Sauces y Hotesur.
Finalmente, para “maquetar” cómo se ha distribuido el dinero “físico”, habrá que prestar atención a los “cuadernos de la corrupción”. Allí aparece todo detallado. Con pelos y señales.
Como se dijo, ahora mismo, luego de la sentencia, Cristina debería empezar a inquietarse.