Van a intentar jugar con el discurso, como hacen siempre, asegurando que no fue ninguna ruptura, que todo está bien y que llegarán juntos a 2023. Pero ello no es cierto. La verdad es que desde el Frente de Todos están parados en veredas totalmente opuestas, desde un principio.
Lo que ocurrió con Máximo Kirchner no fue ningún quiebre repentino, sino la expresión de lo que ya se sabía. Que se fue filtrando a través de puntuales gestos del kirchnerismo de paladar negro.
Las explosivas cartas de Cristina Kirchner, los audios injuriosos de Fernanda Vallejos, la ostentosa renuncia de Eduardo “Wado” de Pedro y otros funcionarios... Todo ello fue parte de un "todo" que terminó de decantar este lunes.
Que contó con el inefable servicio de Horacio Verbitsky, quien reveló este domingo una conversación entre Alberto Fernández y Máximo Kirchner en su blog “El cohete a la luna”, obviamente filtrada por el hijo de Cristina. De paso, en la misma columna destrozó con precisión al presidente de la Nación. ¿A pedido del kirchnerismo? Imposible saberlo.
Hablando de columnas de opinión, hay que prestar atención a lo que escribió Máximo en su carta de renuncia. Allí, entre líneas, sugiere mucho más que lo que dice explícitamente.
“No aspiro a una solución mágica, sólo a una solución racional”, dice el vástago de la vicepresidenta, en su misiva, dando a entender que el acuerdo que hizo Alberto fue irracional.
Por las dudas, aclara que “como Jefe de Bloque acompañé la sanción de la Ley que aprobó la reestructuración de la deuda privada en moneda extranjera, sin quita de capital pero con quita de intereses, realizada por el Gobierno en el año 2020, a pesar de estar en profundo desacuerdo con algunos de sus artículos”. ¿Otra “irracionalidad” de Alberto?
“Dejé los prejuicios de lado y también los agravios recibidos para conformar el Frente de Todos, no así las convicciones. No lamento haber brindado un trato que no fue recíproco”, avanza Máximo, sugiriendo que el jefe de Estado jamás retribuyó aquellos favores, respecto de los cuales no brinda mayores precisiones. ¿Qué era lo que esperaba el hijo de Cristina por parte del jefe de Estado? Sería interesante que lo dijera con todas las letras, para saber qué pactaron su madre y Alberto Fernández a la hora de aliarse para llegar al poder.
“Sería más que incorrecto aferrarse a la Presidencia del Bloque cuando no se puede acompañar un proyecto de una centralidad tan decisiva en términos del presente y los años que vendrán”, puntualiza Máximo en otro tramo de su carta. Y es curioso, porque se trata de una decisión extrema, desmesurada. ¿No era suficiente mencionar que estaba en contra del acuerdo y seguir adelante con otras iniciativas legislativas?
Su renuncia suena más a aleccionamiento que otra cosa, no solo de él sino también de un sector del kirchnerismo. Dicho sea de paso, Alberto Fernández se anticipó anoche a asegurar que Cristina no estaba de acuerdo con la defección de su hijo aún cuando nadie se lo había preguntado.
Sigue la carta, con el tramo más fuerte: “Algunos se preguntaran qué opción ofrezco. En principio, llamar a las cosas por su nombre: no hablar de una dura negociación cuando no lo fue, y mucho menos hablar de ‘beneficios’. La realidad es dura”. ¿Qué es lo que sabe Máximo y desconoce el ciudadano de a pie sobre el entendimiento con el Fondo? ¿Por qué dice que la negociación no fue dura, como sostienen los funcionarios argentinos? ¿Qué implica que la realidad es dura? Misterio total. Y preocupación.
“En la cena de fin de año, realizada en la Quinta de Olivos, cada uno de los integrantes del bloque, así como el Presidente de la Nación, me pudieron escuchar cuando aseguré que cualquiera de mis compañeros y compañeras podía hacerse cargo de mi lugar”, dice Máximo, revelando lo obvio: que su intención de dejar el bloque viene de larga data, nada tiene que ver con el acuerdo con el FMI. Denota el quiebre dentro del Frente de Todos desde mucho antes.
Finalmente, llega la parte más dura de la misiva: “Decido liberar al Presidente para que no se sienta ‘presionado’, como tantas otras veces ha hecho trascender su entorno”.
Allí mismo, el hijo de Cristina revela algo nunca antes dicho: que el entorno del mandatario es el que ha filtrado a los medios las presuntas presiones del camporismo al presidente de la Nación. Una acusación gravísima, que no fue respondida por Alberto Fernández en la extensa entrevista que le hicieron en C5N. Sí habló de otras cuestiones, pero de ello no dijo ni una palabra.
Hablando de omisiones... sería conveniente que alguien le recordara a Máximo los días de 2003 en los cuales su padre acordó con el FMI. Curiosamente olvidó mencionarlo en su extensa misiva.
Como sea, falta responder lo más importante: ¿Cómo sigue la cosa a partir de ahora? ¿Podrá Alberto gobernar sin el apoyo de un sector importante del kirchnerismo?
Amerita una respuesta exhaustiva y compleja. Pero a primera vista, si es inteligente, el presidente debería recostarse en la oposición y en los gobernadores del PJ que desde un primer momento le sugirieron romper con Cristina. Lo demás llegará por decantación. O no.
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