Uno esperaba un anuncio, algún mínimo mensaje institucional, una suerte de comunicado gubernamental; pero no. Cristina Kirchner se encargó durante todo el día de despertar la curiosidad de los medios —a través de agencia Télam y otras vergonzosas usinas oficiales— diciendo que hablaría por cadena nacional, para terminar haciendo una arenga política personal.
Ni siquiera pidió disculpas por haberse salido del protocolo de los anuncios oficiales y solamente se dedicó a recordar, una y otra vez, la enorme cantidad de personas que mostraron afecto frente a la muerte de su marido.
Las palabras de la mandataria no son casuales: se dan luego del apresurado anuncio oficial de que se postulará a una oportuna reelección presidencial el año entrante —a horas de haber enterrado a su cónyuge— y de encargar una encuesta de imagen el mismo fin de semana.
Ergo, lo que intenta en estas horas Cristina, es aprovechar las mediciones que la muestran en franco crecimiento después de la tragedia que le tocó vivir. Por caso, hay dos frases que muestran a las claras esa victimización oficial:
-"Siempre he tenido un gran sentido de la responsabilidad y más aún como Presidenta". ¿Qué necesidad hay de recordar que es responsable? ¿Quién lo cuestionó?
-"No es momento de terapia emocional sino para agradecer a todos los que quisieron verlo y despedirlo (a Néstor)". ¿Para qué hizo semejante discurso si sólo quería decir “gracias”?
Es más: ¿Qué necesidad de destacar que los que vitorearon a Néstor fueron “miles de decenas de jóvenes? ¿Cuál fue la utilidad de “recordar” que su gobierno “transformó y cambió el país”?
La realidad es que el mensaje que acaba de pronunciar la mandataria ha sido sólo una mise en scène; la actuación más descomunal de una persona que se preocupó más en no repetir los onerosos trajes utilizados en eventos públicos y privados, que en las necesidades sociales. Una mujer que sólo supo competir contra sí misma a la hora de tener cada vez más zapatos y carteras.
Otra pregunta: ¿Por qué durante toda su arenga jamás Cristina mencionó el nombre de su perecido marido? ¿Por qué nunca dijo simplemente “Néstor”?
Es de una hipocresía descomunal victimizarse en relación a una persona con la que ni siquiera compartía el lecho matrimonial; sobre la que aún la mandataria no se pone de acuerdo a la hora de relatar sus últimas horas.
Es duro decirlo, pero es necesario, sobre todo porque se quiere utilizar una tragedia nacional para hacer política de la más barata. Todo en pos de posicionarse a futuro.
En fin, pan y circo… sólo una función más de lo que será el operativo Clamor de cara a 2011.
Christian Sanz