Desde el kirchnerismo para acá, se ha vuelto un momento difícil para escribir. El kirchnerismo terminó haciendo una confusión de roles que, en algún punto, es muy perversa. Te deja en un lugar raro, donde tenés que estar explicando si sos, no sos, si fuiste, si vas a ser, cuando en realidad ellos no son nada de lo que dicen que son. Pero te dejan culpable a vos.”
La frase pertenece al periodista Jorge Lanata y la dijo un 16 de enero del 2011 ante un cronista del diario La Nación.
Es así. Tenés que dar explicaciones por todo mientras que otros jamás explican nada. Atacan con las armas del Estado. En ese sentido, está bueno que el lector sepa cuánto gana un periodista, de dónde recibe sus ingresos, quién le paga y cómo se mantiene. También sería fabuloso para la democracia que un funcionario, cualquiera, todos, rindan cuentas.
Pero a unos y a otros les molesta que se difundan sus ingresos en blanco. Si molesta tanto lo que cobran en blanco, ¿habrá que pensar que además esconden ingresos en negro, no declarados? También a ciertos empresarios de medios les molesta demasiado que se los mencione públicamente, ¿por qué? Cuando le sacaron una foto caminando en las playas de Pinamar, a Alfredo Yabrán, el “cartero” decía que lo habían matado en vida. ¿Qué esconden estos poderosos de cuarta?
El manejo de la pauta oficial es perverso. Jamás los medios y los periodistas fueron tan cuestionados. Pero, sin embargo, hubo tanto dinero circulando, desde el Estado, en publicidad. Dos grupos editoriales muy afines al gobierno, como Página 12 y el Grupo Spolski, concentran el 47% de la publicidad oficial en medios gráficos durante el 2010. ¿Cuántos diarios vende Tiempo Argentino? 30 mil según los datos oficiales. 600 mil Clarín y 300 mil La Nación que concentra 4,3% de la pauta. Canal 9, con 5 puntos promedio de rating, se lleva el 67,5 de la pauta en televisión mientras que Telefé tan solo el 16% a pesar de medir más del doble que el canal manejado por el mexicano Gonzalez Gonzalez. Canal 13, del grupo Clarín, recibe tan solo el 5%. ¿Cuál es el criterio para la distribución? ¿La afinidad con el gobierno o las preferencias del público?
Algunos de estos párrafos formaron parte de la última editorial del lunes 24 de enero en nuestro programa “Ahora es Nuestra la Ciudad” en Radio Cooperativa. Algunos oyentes molestos decodificaron que todos los kirchneristas están comprados. No es así. El fanatismo es perverso y ciego y el fervoroso creyente escucha lo que quiere escuchar. Una seguidora del “modelo” me decía que ante un crítico, no se pueda tener el derecho a la duda. Somos tibios, grita otro oyente. Por pelotudos no tienen pauta oficial, aclara, no por ser anti. Para un fanático, las cosas son blancas o negras. Sos amigo o sos un enemigo. Una primitiva dicotomía confunde a la sociedad que hace años consume un discurso totalitario.
¿Por qué no existe un programa como “Las Patas de la Mentira en la actualidad? ¿Cómo los medios, “destituyentes” no se animan a lanzar un programa que rejunte videos y los editorialice simplemente contextualizándolos como el difundido recientemente por Tribuna de Periodistas sobre el programa TVR del 2008? ¿Será que están convencidos de que hay kirchnerismo por cuatro años más y temen perder algunos negocios?
Ese lunes 24 de enero aclaré por décima vez en la radio ante los que practican la obediencia debida. No para los fanáticos sino para los que llaman porque alguien les indica que hay que ensuciar, mi procedencia, mi balance contable y mis antecedentes laborales. Las notas sobre los números oficiales —digo bien, publicados en la propia página de la jefatura de gabinete de ministros de la Nación—, no fueron desmentidos por ningún periodista ni medio de renombre pero sí cuestionado por una única persona. No vale la pena recordar su nombre. El lector lo conoce pues en los comentarios de otros lectores es defendido a ultranza por amigos, colaboradores y demás que atacan a un honesto periodista joven como Sebastián Turtora, colega y compañero de aventuras radiofónicas desde hace 8 años.
Hoy por hoy, y personalmente al trabajar en canal 7 y hacer en radio en Cooperativa, sería más cómodo hacer el programa más kirchnerista del mundo, tener pauta oficial, levantar plata de la política, seguir en el aire sin sobresalto alguno y estar en sintonía con la radio, mi trabajo, la moda y el poder.
Pero, ¿sabés qué? No me interesa autoconvencerme como tantos otros. Eso no significa que estén comprados o que reciban todos los periodistas cercanos al gobierno, dinero en blanco o en negro. Las pruebas están a la vista y vuelvo a recomendar el video levantado por Tribuna en el día de ayer. Para muestra, vale un botón.
Luis Gasulla