El problema de la “operación” es que fue demasiado obvia. Pocos se percataron de ello, pero todo empezó el pasado jueves 3 de febrero cuando revista Veintitrés publicó en tapa una supuesta investigación sobre trabajo esclavo, la cual involucró a Gerónimo “Momo” Venegas.
En la foto de portada, se puso al sindicalista en una fotografía junto al ex presidente Eduardo Duhalde, a quien se lo sindicó como una suerte de “socio” del titular de UATRE en la explotación de peones (Ver fotografía que ilustra esta nota).
La operación fue tan evidente que hasta la oficiosa Télam publicó esa imagen de portada, algo inusual para una agencia de noticias que no suele “levantar” lo que se publica en medios de prensa privados.
A raíz de ello, comenzó un furibundo ataque que prosiguió durante toda la semana y que culminó en el día de la fecha con la detención de Venegas por parte del juez Norberto Oyarbide, supuestamente por sus vínculos con la mafia de los medicamentos.
¿Es inocente el sindicalista respecto a los hechos que se le imputan? Para nada, pero llama la atención que, mientras otros implicados como Hugo Moyano —con pruebas en su contra mucho más fuertes que las que involucran a Venegas— están en libertad, él fue puesto tras las rejas sin mayores miramientos.
Respecto al eventual trabajo esclavo, también es real que Venegas ha permitido que este ocurra y por ello merece purgar pena. Pero también es cierto que existe al menos una docena de empresarios cercanos al Gobierno que están en igual o peor situación que él y que jamás han sido perturbados por
Sin embargo, lo más llamativo es que Oyarbide ha detenido a Venegas sin antes haberlo llamado a declarar, algo inusual en este tipo de situaciones.
A ello debe sumarse lo que denunció Duhalde en plena conferencia de prensa: según él, hace algunos meses, en un encuentro "circunstancial" que Venegas tuvo con el líder de
Si la confesión suena sorprendente, más aún lo es el hecho de que aún no ha sido desmentida por el líder cegetista.
El periodismo miserable
Mientras estas líneas son escritas, revista Veintitrés ha publicado “casualmente” una nueva tapa contra el tándem Duhalde-Venegas, asegurando poseer “denuncias y testimonios exclusivos de la afiliación forzosa de trabajadores rurales al proyecto Duhalde
Más allá de lo evidente, hay que recordar que la mera publicación de cualquier trascendido en ese pasquín es siempre evidencia de que hay una operación en ciernes contra algún opositor K. ¿Cuándo se ha visto una tapa de esa revista denunciando la desaparición de los fondos de Santa Cruz, o el enriquecimiento ilícitos de ciertos funcionarios K, o siquiera el envío de droga a España?
En realidad, la cuestión Venegas ha sido tan evidente, que ha unificado a gran parte del arco opositor en contra de la insólita decisión de Oyarbide. “Hay "serias dudas sobre las verdaderas razones de este procedimiento", dijo por caso Francisco de Narváez al referirse a lo ocurrido.
Por su parte, Felipe Solá aseguró que “Venegas no debería estar preso. Ni siquiera ha sido procesado previamente, no aparecía mencionado en la causa que investiga la mafia de los medicamentos”.
No es la primera vez que ocurre esto ni será la última. El kirchnerismo gusta operar contra sus adversarios utilizando las peores herramientas disponibles para hacerlo. Oportunamente, lo hizo con Enrique Olivera, a quien le adjudicó una cuenta foránea que no era tal.
Luego hizo lo suyo con Francisco de Narváez, a quien le endilgó ser parte de una red de narcotráfico que solo terminó siendo parte de una novela de ficción escrita por el operador favorito de Casa de Gobierno, Horacio Verbitsky.
Ahora el nuevo cuco parece ser Duhalde —enemigo acérrimo de este periódico, se aclara—, quien aparece injustamente atacado en esta oportunidad.
Lamentablemente para el oficialismo, la gente ya no cree en este tipo de situaciones y, tal como ocurrió con el caso De Narváez, lo más probable es que termine oficiando de búmeran contra el propio oficialismo de cara a las elecciones de octubre de este año.
¿Cuántas derrotas más harán falta al kirchnerismo para aprender tan elemental lección?
Christian Sanz