El plagio es uno de los peores delitos que puede cometer un periodista. Se trata del robo liso y llano que una persona hace del trabajo de otra persona, sin reconocer su esfuerzo y pericia profesional. No solo es una cuestión de ética, sino también de legalidad: la ley de Propiedad Intelectual —Nro. 11.723— penaliza la comisión de ese deleznable acto.
Desde que soy periodista, me han plagiado docenas de artículos periodísticos, especialmente los de profunda investigación. En cada uno de esos casos, me contacté con la persona que había robado mi trabajo y le expliqué con inusitada paciencia por qué no debía hacerlo. Por suerte, nunca debí llegar a instancia judicial alguna; siempre el ocasional birlador supo pedir las disculpas del caso y retractarse.
Luego de varios meses de tranquilidad, en las últimas semanas descubrí con gran asombro —y no menos sulfuración— que un sitio entrerriano llamado La Voz había vuelto a la carga y copió varios artículos míos, poniéndoles la firma de un tal Sergio Sierak. Lo sorprendente del asunto es que no se trata de sesudas notas de investigación, sino de artículos de mera opinión o análisis. Uno de ellos ha sido el que escribí hace dos días desmenuzando el fallo del contrabando de armas. Esa nota fue copiada textualmente, pero firmada por el tal Sierak (2).
Antes de enervarme por completo, me contacté con el susodicho y le expliqué la situación de marras. Al mismo tiempo le expliqué que "nosotros, en Tribuna de Periodistas, también levantamos notas de otros autores, pero les ponemos el nombre del autor, el sitio y el link del mismo, como corresponde". Con paciente cordialidad, le pedí finalmente que ponga las fuentes correspondientes: "Te pido que lo hagas, no solo con esta nota sino con todas las otras que nos has copiado."
La insólita respuesta no se hizo esperar: "En mi carácter de editor de la pagina lavoz901.com.ar les hago saber como es la forma de trabajar de la pagina y de la radio, yo solo cumplo ordenes en colocar el autor o las debidas fuentes, lo que usted pasó por alto es que la fuente en esta noticia fue citada mi firma esta al pie de la nota debido a un control interno que mis superiores piden que así lo haga. Sergio Sierak."
¿Se puede mentir con tal descaro? Quien lea la nota publicada por La Voz jamás sabrá —mucho menos sobreentendeerá— que la escribí yo. Cualquier lector habitual de medios concluirá que el verdadero autor es Sierak. Lo correcto hubiera sido poner el nombre de quien hizo el análisis, el sitio de donde se levantó y el link donde este se encuentra.
No entender algo tan simple es de una imbecilidad que abruma. En el caso de Sierak, errático webmaster del sito Movimiento Sur Peronista —baste ver su "trabajo" en esa página para entender las limitaciones del plagiador—, ello parece ser una constante, ya que sus "robos" trascienden a mi persona.
¿Tan complicado es para este personaje hacer sus propios análisis de la realidad? ¿Tan limitado se encuentra a la hora de escribir sus propias líneas?
Son preguntas que me trascienden, en realidad. Por lo pronto, he tomado la decisión de iniciar una querella penal no solo contra Sierak, sino también contra el sitio La Voz de Entre Ríos.
Tal vez suene a mucho, pero es mi manera de hacer catarsis y de luchar contra un delito tan execrable como es el plagio.
Christian Sanz
Twitter: @cesanz1
(1) Sergio Javier Sierak, CUIL 20—25123989—5, nacido el 09/11/1976. Domiciliado en Luis Pasteur 42 de la ciudad de Paraná, Entre Ríos. Empleado raso de seguridad privada de la empresa Seguridad Entre Ríos y deudor incobrable del Banco de Entre Ríos.
(2) Minutos después de publicar la presente nota, La Voz agregó como fuente Periódico Tribuna, lo cual muestra a las claras la aceptación del delito cometido. Sin embargo, sigue sin consignar que soy el autor de la nota.