Lo primero que sorprendió fue la aparición de la Presidenta sin una protección que ocultara la herida de su cuello. Recordó, al menos por momentos, la imagen de Néstor Kirchner saliendo del sanatorio Los Arcos con una elocuente herida en su cuello, luego de haber sido operado de la carótida en febrero de 2010.

También asombró a propios y ajenos ver a Cristina Kirchner vestida de negro, escapando a los vaticinios de la prensa que la auguraban ya sin luto.

Lo demás fue un innecesario acto donde se transmitieron por televisión una serie de obras que suelen darse en el marco del desempeño del Ejecutivo de turno, pero que normalmente no se suelen mostrar por “cadena nacional”. ¿A qué se debió semejante despliegue? ¿Por qué no optar por un discurso breve y conciso sobre aquellas cuestiones de inexpugnable y urgente coyuntura?

El acto que desarrolló Cristina Kirchner no dejó en claro qué pasará con las paritarias en ciernes, ni con la relación con la CGT; siquiera con el tema Famatina.

La mandataria solo se ocupó de reflejar poco creíbles números del Indec para sostener cuestiones tales como que la tasa de desempleo del último trimestre del año pasado fue del 6.7%. “Hay consumo, generación de empleo e inversión del sector privado”, agregó la mandataria. ¿De dónde sacó los datos para afirmar tales disparates?

Careció de muchas cuestiones la diatriba oficial, pero no del comodín que suele utilizar Cristina cuando necesita desviar la atención sobre ciertos temas complicados: el conflicto de Malvinas.

Ello lleva a preguntarse, ¿habrá sido el acto de la mandataria una sobreactuación para tapar los tópicos conflictivos que vendrán en el corto y mediano plazo?

Independientemente de la respuesta a ese interrogante, la Presidenta ha mostrado un marcado doble discurso al referirse al tema Malvinas, ya que mientras los países miembros del Mercosur bloquean la posibilidad de avituallamiento y descargas de pesqueros británicos, la Argentina permite que empresas radicadas en el continente tengan doble matriculación en sus buques.

La utilización del tema de las “islas” llegó al extremo de pedir públicamente la mandataria la apertura oficial del Informe Rattenbach, un documento que se puede descargar gratuitamente de Internet a través de docenas de sitios de Internet.

Finalmente, pudo verse la postal de siempre: la embestida oficial contra Clarín y otros “enemigos” del modelo, como ciertos sindicalistas y —toda una novedad— los ambientalistas. ¿Hasta cuándo Cristina depositará en otros sus propios desaciertos de gobierno?

En tal sentido, alguien debería recordarle a la Presidenta que el año que comienza será muy duro, con un fuerte déficit fiscal, elocuentes alzas de servicios públicos y un inoportuno “frizamiento” de la economía vernácula. No bastará con recurrir una y otra vez al tema Malvinas para escapar a la coyuntura. Ello funciona una vez, dos veces y hasta una tercera; pero no más que ello.

Alguien lo dijo alguna vez: “La gente mastica vidrio pero no lo traga”.

Christian Sanz
Twitter: @cesanz1