No ha transcurrido siquiera un año de las elecciones en las cuales Cristina Kirchner resultó reelecta por un nuevo período presidencial. Sin embargo, ya ha comenzado la imprevista discusión por la sucesión en 2015, no por curiosidad o necesidad de la ciudadanía, sino por la voracidad de los referentes políticos del oficialismo y la oposición.
"Cuando se especula sobre mi futuro político no voy a ser hipócrita, tengo tengo mis aspiraciones presidenciales para 2015", reconoció Daniel Scioli, a pocos meses de haber sido elegido para un nuevo mandato como gobernador de la provincia de Buenos Aires.
En realidad, a nadie sorprende la sinceridad del bonaerense, sí el pésimo momento para decirlo. Tal vez por ello, Scioli haya agregado a su afirmación una oración reveladora: "Ahora hay que gestionar y apoyar a la Presidenta. Si hay reforma constitucional (voy a) apoyar y acompañar (a Cristina), como lo vengo haciendo".
Las palabras del bonaerense fueron un doble mensaje: por un lado, un blanqueo de sus intenciones de llegar a ocupar el sillón de Rivadavia —de lo cual el kirchnerismo tenía conocimiento por sus "intervenidas" conversaciones telefónicas con Eduardo Duhalde y Francisco De Narváez—; por el otro, el hecho de frenar la incesante embestida que sufre por parte de su vicegobernador, Gabriel Mariotto, junto a miembros de La Cámpora. ¿Qué le preocupa al oficialismo? Principalmente que en las encuestas de opinión Scioli se encuentra con una imagen positiva superior a la de Cristina Kirchner, al menos en estas horas de 2012.
El mandatario lo sabe y por ello ha comenzado a caminar el interior del país, a efectos de sumar apoyos de diversa índole. "En las últimas semanas me reuní con los gobernadores de La Rioja y Santiago del Estero. Yo fui a Tucumán. Y el fin de semana estuve con el de Corrientes. Es normal que nos reunamos para intercambiar experiencias. Y eso es lo que estamos haciendo", admitió con inusual sinceridad el bonaerense, el pasado 4 de mayo ante los micrófonos de Cadena 3.
Él jamás dirá que esas reuniones tienen que ver con su propio armado de cara a 2015, pero es una obviedad que no hace falta siquiera mencionar. Esos movimientos, como se dijo, no pasan desapercibidos para el Gobierno, que sigue de cerca sus pasos —amén de interceptar sus correos electrónicos y escuchar la mayoría de sus comunicaciones telefónicas—.
Ello explica por qué Cristina Kirchner ha decidido ahogar financieramente la provincia de Buenos Aires —a través del recorte de transferencia de recursos—, provocando la inevitable desesperación del mandatario provincial, quien necesita cubrir con urgencia un déficit de más de $2.200 millones.
De esa caja, $900 millones corresponden a municipios bonaerenses que han visto decrecer sus ingresos por una fuerte merma en la coparticipación de impuestos. Un dato: Mariotto ofrece fondos para obra pública a esos mismos intendentes en nombre de Cristina, pasando por sobre la figura de Scioli.
Como sea, la preocupación por el rojo fiscal ha llevado al titular del Ejecutivo bonaerense a impulsar la reforma impositiva que en estos días terminó truncada en la legislatura provincial. Allí, el gobernador intentó aumentar el Inmobiliario Rural, Ingresos Brutos y Sellos, pero se topó con la tensa embestida de ruralistas que se mostraron descontentos respecto del revalúo fiscal.
Scioli no insistirá demasiado al respecto. Si llegara a encontrarse complicado financieramente, ha pergeñado la idea de emitir —una vez más— cuasi monedas. Es la peor opción, sobre todo en momentos en los que empieza a perder la protección mediática que venía ostentando.
El primer tramo de su derrotero se dio a través del traspaso de medios de Daniel Hadad a Cristóbal López, los cuales solían ser más que benevolentes con su figura; ahora, se viene el turno de Clarín —jamás el grupo cuestionó la política sciolista—, por medio del pedido de informes que impulsa parte de la oposición con el inusual acompañamiento del Frente para la Victoria.
La ciudad de la furia
Otro que se encuentra complicado por la embestida oficial, es Mauricio Macri. Su caso es peor: Cristina lo ha puesto por sobre la figura de Scioli en el listado de enemigos a destruir de cara a 2015. La quita de subsidios, el retiro de la Policía Federal, el traspaso del subterráneo, el encarecimiento del depósito de basura en la provincia y la absorción de los fondos judiciales del Banco Ciudad, son las principales medidas que ha tomado la mandataria para intentar ahogar al jefe de Gobierno porteño. ¿Alguien puede creer que sea casual que esas decisiones se hayan tomado casi al mismo tiempo?
"Está claro que (la Presidenta) quiere fundir Buenos Aires y quitarnos la independencia", enfatizó Macri esta misma semana al referirse a algunos de esos puntos de conflicto. Por caso, el mandatario porteño viene reclamando que la Nación se haga cargo de obras inconclusas en la red de subtes por 5.000 millones de pesos, al tiempo que gasta cerca de 100 millones de dólares en la disposición de residuos en territorio bonaerense que podrían multiplicarse si se aplican los anuncios esbozados por el kirchnerismo.
La gestión sobre los residuos contra Macri fue encabezada por la mismísima Cristina Kirchner, quien instó a los intendentes de municipios afectados por el soterramiento de basura porteña, para que reclamen más fondos al Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. A Macri le preocupa la situación, pero insiste en caminar y armar su estructura de cara a 2015. Su versatilidad a la hora de formar alianzas, es a prueba de ideologías.
Más allá de las medidas de los últimos tiempos, hay una manera sencilla de saber cuán enemigo del oficialismo es Macri: basta leer las notas que publican medios "alineados" como revista Veintitrés, Tiempo Argentino y Página/12. Casi no hay oportunidad en la que el jefe de Gobierno no aparezca salpicado en las páginas de esa particular prensa, aún en cuestiones de menor cuantía.
La ecuación es bien sencilla: la embestida oficial que sufre el mandatario es directamente proporcional al temor que el Gobierno muestra respecto a su creciente imagen.
Como puede verse, tanto Scioli como Macri han sido los "enemigos" elegidos por Cristina para tapar las complicaciones financieras que se irán revelando en el avanzado 2012.
Mientras esto ocurre, al tiempo que todos se enfocan en los encendidos discursos políticos del kirchnerismo, se preparan nuevas expropiaciones —ahora se llamarán "intervenciones"—, más manotazos de fondos del BCRA para pagar vencimientos de deuda y una sorpresiva medida que afectará a grandes bancos.
Una pista de lo que vendrá la ha dado una importante funcionaria del Banco Nación, quien ha recibido la orden de armar una base de datos con los detalles de los titulares de las cuentas más importantes de esa entidad. El dato fue confirmado por la propia trabajadora a Tribuna de Periodistas.
Esto último, es solo una postal de lo que viene.