A través de cuatro cuidadas misivas, supuestamente escritas por su propio puño y letra, el titular de la SIGEN, Daniel Reposo, ha decidido retirar este jueves su pliego para cubrir el cargo de Procurador General de la Nación
La lectura de esas cartas estuvo a cargo del vocero presidencial Alfredo Scoccimarro —bastante nervioso, por cierto— a través de una sorpresiva cadena nacional y coincidentemente con las protestas que en las últimas horas ha dado a conocer la ciudadanía a través de certeros “cacerolazos” contra la corrupción. ¿Hay vinculación entre una cosa y la otra o es mera coincidencia?
Basta mencionar que esta misma tarde, Cristina Kirchner había respaldado a Reposo: “Ha hecho un trabajo maravilloso”, aseguró en el marco del acto inaugural del edificio de los laboratorios Oscar Varvasky, de la Universidad Nacional de Lanús.
En ese contexto, el retiro del pliego del titular de la SIGEN, no parece estar desvinculado del malhumor social que hoy se percibe en el aire. No solo el oficialismo ha actuado como respuesta directa al enojo de la ciudadanía, sino también a efectos de imponerse a los titulares de los diarios de este viernes. ¿Qué otro tema hubiera estado destacado en tapa más que los ruidosos cacerolazos en Plaza de Mayo?
En buen romance: la necesidad de “renunciar” a Reposo a través de una innecesaria cadena nacional, denota las preocupaciones oficiales de estas horas y la fuerte necesidad de copar la agenda “setting” de mañana.
Otra cuestión que despierta enormes sospechas es la prolijidad de las cartas escritas supuestamente por el funcionario, un hombre que ha demostrado no estar del todo amigado con la redacción. Muchos se preguntan, ¿las escribió Reposo? ¿Cuánto hace que estaban redactadas esas extensas misivas? ¿Eran tal vez un reaseguro para una situación como la hoy ocurrida?
En fin, ha sido más que oportuno el paso al costado por parte del mediocre funcionario, justo cuando los golpes de las cacerolas empezaban a retumbar en las paredes de la hermética Casa Rosada.
No es poco.