La historia comenzó a cobrar fuerza en los últimos días en Internet gracias a la tracción de las redes sociales. Allí, se reproduce la carta de un supuesto médico que denuncia que Néstor Kirchner tenía un disparo de bala en su mejilla. Para darle fuerza, se dejó trascender que el documento provenía de Anonymous argentina.
Dice el texto:
Soy el médico clínico Raúl Vizcaino, DNI, 10.083.432, atendí a Néstor Kirchner en el Hospital de Calafate, tras su arribo a la centro asistencial en el que trabajaba, antes de los acontecimientos que paso a relatarles, el 27 de octubre de 2010 a las 7.34 de la mañana fui testigo de un magnicidio. El ex. Presidente, arribo al hospital con una herida de bala en el pómulo izquierdo como punto de entrada, y el lóbulo derecho el punto de salida, lo que le provoco la muerte instantánea. Asumiendo que había sido un atentado, cuando pude asistir a hablar con los miembros de la seguridad presidencial, para interesarme por lo que había ocurrido, uno de los agentes me comento que estaba solo con la Sra. Presidenta, cuando se sucedió el disparo, y que no había nadie más.
A lo que asumí que o eran ellos mismos quienes lo asesinaron, o alguien desde afuera. Asumí que todo esto si iba a saber y que la consternación nacional seria como después lo fue, pero con otros argumentos. Desde ese día, vivo huyendo, y escondiéndome, trabajando en negro en panaderías, talleres, o lo que sea que encuentre. Conseguí un documento falso, para poder dar cierto grado de credibilidad a mis empleadores. Mi pareja falleció en un confuso accidente, a los dos días de la muerte del expresidente, cuando se encontraba realizando tramites en Rio Gallegos. Yo tuve que escapar del Calafate, al ver que a una de mis enfermeras del hospital las amenazaron de muerte, si comentaban algo de lo que habían visto. Un mes más tarde, fue removido el director del hospital del Calafate, Dr. Marcelo Bravo, diciendo que renunciaba, y se anunció la construcción de un nuevo y más completo hospital en otra zona de la ciudad.
Me persigue gente de aspecto policial o de fuerzas armadas de civil, y tengo orden de captura con mi foto pero con el nombre de Luis Rafael Piccinetti, por el crimen de un Tucumano, pero la foto, es la de mi DNI.
Aquí a punto de partir desde Santiago de Chile, a donde llegue de manera ilegal, asistido por gente que creyó en mi historia, parto con rumbo desconocido.
Dios quiera que algún día pueda regresar a mi Calafate querido, encontrarme con los afectos, y que sepan que estoy bien, que me cuesta dormir en las noches, y que vivo con miedo. Mis padres son vigilados, al igual que mis hermanos, colegas, y vecinos del Calafate. No espero que me crean, les pido a quienes tengan la posibilidad, averigüen que paso esa mañana. La Presidenta debe hablar al respecto y contar lo que paso, o que la justicia investigue. No se cuánto tiempo más me quede. Yo vi que fue asesinado, de un tiro limpio, con sus ojos cerrados, y según mis cálculos, pudo haber muerto estando acostado porque su cabeza y espalda estaban bañadas en sangre, y su cara limpia, con el orificio de entrada. No se qué fuerzas o que personas son las responsables de esto, ya no tengo una vida. Y temo por el destino de mi patria, si hemos de ser dominados por gente que puede ser capaz de hacer esto.
A simple vista, se nota que el mensaje es falso, con un dramatismo exacerbado y un relato muy poco creíble. ¿Cómo creer que un médico no pueda dar una descripción más precisa de lo que supuestamente vio?
Más allá de ese detalle, llaman la atención ciertas imprecisiones, como el hecho de que el Dr. Marcelo Bravo habría renunciado a su cargo en el Hospital de El Calafate inmediatamente después de la muerte de Néstor Kirchner.
En realidad, el galeno se fue de allí en septiembre del año 2012 por cuestiones que nada tuvieron que ver con el ex Presidente sino más bien por un conflicto de personal de ese nosocomio.
A su vez, el DNI que aparece en el texto, atribuido a Vizcaíno también es falaz. En realidad, corresponde a una mujer llamada Ester Alicia Czakakowaky, domiciliada en la calle Pino 6437, de Avellaneda, Buenos Aires.
Finalmente, el dato más elocuente: ningún Raúl Vizcaino atendió a Kirchner el 27 de octubre de 2010, día en el que falleció.
Ante todo lo dicho, hay que admitir lo inevitable: se está ante una nueva leyenda urbana.
Lo triste es que, sin hacer el mínimo chequeo que hizo este diario, cientos de personas han impulsado esta historia como si fuera real, aportando una innecesaria cuota de desinformación a la incertidumbre ya existente.
No es la primera leyenda, ni será la última que se dé a conocer respecto a un tema de interés público.
Ello no es bueno ni malo, solo es un síntoma de la falta de rigor y escepticismo que vive hoy la sociedad.