Solo Cristina Kirchner es capaz de hablar de pobreza e igualdad portando en su muñeca un Rolex President de oro valuado en 20 mil dólares. Ello, cuando no lo hace con su Bvlgari, cuyo valor no es menor a 10 mil dólares.
Solamente ella puede decir que no tiene nada que esconder, justo después de haber hecho la mayor embestida de la historia argentina contra jueces y fiscales que la investigan por su sospechoso enriquecimiento, a razón de 26 mil pesos por día durante ocho años.
Nadie más que Cristina es capaz de defender a una persona nefasta como la procuradora Alejandra Gils Carbó, sicaria de los fiscales federales, y hacerlo en nombre de la independencia judicial.
Solo ella tiene el coraje de hablar de Derechos Humanos, habiendo sido una de las firmantes de una curiosa solicitada durante la dictadura donde aseguró que en esos días había plena vigencia del “Estado de Derecho”. El documento puede verse a continuación:
La hipocresía de la presidenta no tiene límites. Habla de honestidad y se robó más de mil millones de dólares de los fondos públicos de Santa Cruz. Asegura que hay que ser honesto y se arroga un título de abogada que no tiene.
Son las delicias de una jefa de Estado que tiene una enorme capacidad para falsear la realidad. Tan grande que, en las redes sociales, suele despuntar un ocurrente chiste: Cristina solo miente cuando mueve los labios.