La noticia impactó, no solo a nivel nacional, sino también internacional. Tiene que ver con el hallazgo del cuerpo del fiscal a cargo del caso AMIA, Alberto Nisman.
Las especulaciones surgen de una información precisa: hoy debía presentar ante el Congreso las pruebas sobre el presunto pacto del Gobierno para exonerar a los iraníes acusados por esa masacre.
Las dudas avanzan al paso de las horas y se acumulan incesantemente. Poder responder cada una de esas preguntas servirá para aclarar más rápidamente lo sucedido con el fiscal. Algunas de ellas son las siguientes:
-¿Se mató o lo mataron a Nisman?
-¿Por qué no dejó una carta de despedida si decidió quitarse la vida? ¿Pudo haber hecho el envío por correo el sábado mismo? ¿A quién?
-¿Es cierto que el fiscal se sentía abandonado a su suerte? ¿Por quién o quiénes?
-¿Por qué el agente de la ex SIDE Antonio Stiuso dejó de atenderle el teléfono? ¿Es la persona que lo envalentonó para avanzar en su denuncia?
-¿Fue Stiuso quien le prometió las escuchas que Nisman juraba tener y de las que solo poseía “desgrabaciones”?
-¿Eran fiables las desgrabaciones que tenía en su poder o fue usado por ex agentes de Inteligencia despechados?
-¿Quiénes son los agentes de la ex SIDE que planeaba dejar al descubierto Nisman?
-¿Fue el fiscal víctima de una interna de los servicios de Inteligencia bajo promesa de algo que finalmente nunca le dieron?
-¿Con quién o quiénes habló Nisman antes de morir?
-¿Cuándo murió exactamente? ¿Quién y cuándo peritará la escena del crimen?
-¿Qué quiso decir Nisman cuando aseguró que con esto se “jugaba la vida”?
-¿Por qué la fiscal Fein se adelantó a decir que parte de la documentación que iba a presentar el fiscal fue hallada sobre su escritorio?
-¿Es lógico que alguien se suicide con un arma calibre 22? ¿Por qué no utilizó la 38 que también estaba a su nombre?
-¿Tenía rastros de pólvora en sus manos?
-¿Le sirve al gobierno el escándalo que generó su muerte?
-¿Quién seguirá con la investigación del atentado a la AMIA?
Ciertamente, hasta que aparezca un elemento concreto en contrario, la muerte de Nisman debe ser analizada como un suicidio.
Las próximas horas pueden ser reveladoras para revertir esa hipótesis, o no. Mientras tanto, el escepticismo ciudadano se ve reflejado en las redes sociales. Allí, hasta ahora, nadie cree que no haya sido asesinado.
(*) Especial para diario Mendoza Post