Primer acto: la fiscal Viviana Fein advirtió que, pese a la prueba de laboratorio que reveló que el arma que provocó la muerte de Alberto Nisman deja rastros de pólvora y el fiscal no tenía restos en sus manos, "no" se puede "decir que se suicidó ni que lo asesinaron" y argumentó que "no" se puede "tomar una prueba en forma aislada".
Amplió que los integrantes del Centro de Información de Fiscales (CIF) en Salta que efectuó la nueva pericia informaron que "no pueden aplicar esta certeza al hecho traído a estudio porque no pueden recrear ellos la situación (de la escena del crimen)".
Segundo acto: la jueza federal de San Isidro Sandra Arroyo Salgado reiteró que Nisman fue víctima de un "homicidio", al considerar que es "una prueba concluyente y científica" la comprobación que la pistola Bersa calibre 22 de la que salió el disparo que lo mató, deja rastros de pólvora en la mano de quien aprieta el gatillo.
Salgado, quien volvió a criticar a la fiscal Viviana Fein por la manera en que encara la investigación de la muerte del ex fiscal de la causa Amia, sostuvo que "en el 100 por ciento de los casos, el disparo de la Bersa calibre 22 con esa munición deja rastros en las manos de quien ejecutó el disparo".
Tercer acto: El jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, afirmó que el peritaje del arma con la que murió Nisman “no” modifica el rumbo de la investigación, y que supone “un dato más” que en este caso se haya determinado que dejaba rastros de pólvora el uso de la pistola.
“Hay que mirarlo con mucho detenimiento, no dice exactamente nada”, relativizó el ministro sobre el nuevo peritaje, que contradice a los dos anteriores, por lo que concluyó que “pareciera que no están dadas las condiciones para recrear la muerte en el baño ese”, en donde murió el fiscal, en enero pasado.
No se trata de una obra de teatro, sino de la investigación por la muerte de uno de los fiscales más importantes de la Argentina, ocurrido el 19 de enero de 2015 en circunstancias que aún no han quedado del todo claras.
¿Cómo es posible, por caso, que la fiscal Fein aún no se haya pronunciado de manera concluyente respecto de la posibilidad del suicidio o el homicidio?
En lógica inversamente proporcional, ¿por qué Arroyo Salgado insiste en hablar de asesinato pero no menciona jamás a miembros del kirchnerismo?
Los intereses que se mueven detrás del expediente más complejo de la historia argentina, son múltiples y variados y van más allá de las fronteras argentinas. Ello dificulta su avance.
Por su lado, Fein siente la presión del oficialismo a la hora de indagar, y se inhibe de moverse por ciertos intersticios. Sobreactúa su propio alineamiento.
A su vez, Arroyo Salgado se siente en medio de una inesperada encrucijada: debe resolver lo sucedido con el padre de sus hijas, pero al mismo tiempo ostenta una deuda de gratitud para con el gobierno y los servicios de Inteligencia vernáculos por haberla puesto en su lugar de jueza Federal en San Isidro.
En ese contexto, se hace casi imposible dilucidar la verdad. Más aún cuando se tiene en cuenta que el fervor de la sociedad por esclarecer lo sucedido con el fiscal especial AMIA se fue apagando a poco de comenzar.
De repente, el “todos somos Nisman” se apagó y la ciudadanía se enfocó en nuevas coyunturas, algunas tan triviales como el caso del “gigoló” mediático. ¿La justicia?