La discusión copó la agenda de los medios en las últimas horas. Tal es así, que las dos principales revistas de actualidad —Noticias y Veintitrés— coincidieron en sus portadas al referirse a la complicación judicial de Cristina Kirchner y la eventual posibilidad de que termine presa.
Este periodista planteó el mismo debate hace meses, sobre la base de puntuales síntomas que ostentaron dos jueces federales y tres fiscales del mismo fuero. Todos ellos, comenzaron a motorizar viejos expedientes que permanecían adormecidos en sus propios despachos.
Como sea, este sábado el fiscal Guillermo Marijuán decidió pedir la imputación de expresidenta, sobre la base de las declaraciones hechas por el “valijero” Leonardo Fariña ante el juez Sebastián Casanello.
Acto seguido, comenzaron las especulaciones de todo tipo: ¿Puede ir presa Cristina? ¿Podría siquiera ser procesada? ¿Y condenada?
Es apresurado aventurar algo semejante, aún cuando es cierto que jueces como Claudio Bonadío suelen jactarse de que llevarán a la exmandataria tras las rejas. Eso sí, junto a su hijo Máximo.
Ciertamente, hay elementos suficientes como para complicar a Cristina, casi no hay delito que no haya cometido durante su presidencia. No obstante, hay que probarlo.
El juez Casanello ya advirtió hace semanas que no está investigando a la expresidenta y, más aún, advirtió que no tiene intenciones de hacerlo. Ergo, es probable que desestime el pedido de Marijuán de imputar a Cristina. Mala noticia para los agoreros.
Sin embargo, hay otra posibilidad: que Casanello se declare incompetente y derive el expediente a otro juez federal —presumiblemente Bonadío, quien ya investiga a CFK por lavado de dinero— que sí podría avanzar contra la exmandataria.
Por lo pronto, Cristina deberá declarar esta semana ante Bonadío por la causa que investiga la compra de dólar futuro. Es probable que allí mismo quede procesada, aún cuando no hay elementos concluyentes para complicarla.
Quienes conocen a Bonadío, aseguran que la imputación de la exjefa de Estado en ese expediente es en realidad un globo de ensayo para ver cómo reaccionan los seguidores de Cristina —aún son numerosos— y, especialmente, sus propios colegas.
De acuerdo a lo que ocurra esta semana, el magistrado se animará a avanzar en la otra denuncia, la de Hotesur, que también investiga a Cristina por blanqueo de capitales.
Al mismo tiempo, dos jueces federales que también acumulan investigaciones contra la expresidenta le anticiparon a Bonadío que harán lo propio después de que él avance primero. Un dato no menor: son jueces que reportan al peronismo tradicional. ¿Venganza más que justicia? Es muy probable.
En ese contexto, que Cristina vaya presa o no, pasa a segundo plano. El hecho de que sea imputada, procesada y, finalmente, condenada, será el castigo más duro que la exmandataria pueda sufrir.
En el mundo ya nadie la recordará por sus políticas en favor de los derechos humanos, sino por los hechos de corrupción que siempre la han atribulado.