Lo que se vive en estos días, es literalmente absurdo: por un lado, la cuestión de las declaraciones juradas con bienes a precios de centavos en Mendoza; por el otro, los coletazos de los célebres Panamá Papers.
¿Desde cuándo la filtración de datos es periodismo? ¿Qué tiene que ver eso con la investigación?
Lo que hoy en día hace la prensa es casi vergonzoso, salvo honrosas excepciones. El hecho de publicar datos crudos, sin chequear con responsable profundidad qué hay detrás de los mismos, es antiperiodismo.
¿Qué es relevante, saber qué bienes tiene un ministro o cómo hizo para tenerlos? La respuesta es obvia, pero los medios no se hacen la pregunta pertinente. Como si tener una casa, o dos, o tres, o un auto importado fuera un delito en sí mismo.
¿Acaso alguien sería tan idiota de declarar aquello que obtuvo de manera mal habida, el producto de la corrupción? Desde que el mundo es mundo y la política marcó su propia génesis, los funcionarios públicos saben esconder sus bienes prohibidos bien lejos de la luz pública. Es de manual.
Sin embargo, los periodistas, en lugar de investigar y eventualmente encontrar esas fortunas escondidas, hacen “la fácil”: dar a conocer las declaraciones juradas “voluntarias” de los funcionarios. Gran labor, claro, dificilísima.
Siquiera se ocupan de indagar respecto de lo que aparece en esos documentos públicos. ¿Cómo compró semejante propiedad el ministro “X”? ¿De dónde sacó el vehículo de alta gama el diputado “Y”? ¿Por qué tiene tantos dólares el senador “Z”?
Los periodistas ya no hacen esas preguntas, solo publican los datos crudos, que ostentan una frialdad inevitable. Y allí queda todo, sin mayor profundidad, en un mar de superficialidades que terminan en predecibles naufragios periodísticos, sin solución de continuidad.
¿En ello se ha convertido el periodismo? Peor aún, ¿es eso periodismo? ¿Dónde está la investigación?
Está claro que es más fácil publicar una sencilla “filtración” que salir a la calle a investigar hechos concretos, con el esfuerzo que ello conlleva. Es la muerte del periodismo, ciertamente.
Por lo antedicho, hago mías las palabras del gran maestro de periodistas Miguel Bastenier, quien opinó en los últimos días sobre las revelaciones de los Panamá Papers: “La gran investigación, por lo menos en lo que hace referencia al trabajo del periodista, sigue siendo la que se patea en la calle, la que escruta documentos y personajes, y se consigue por el esfuerzo indiviso del profesional”.
¿Hace falta agregar algo más?