Llegó cargado de buenas intenciones y frases de ocasión. Prometió inversiones millonarias y mejoras a maestros y jubilados. Juró que bajaría la inflación y que impulsaría el “hambre cero”.
Más aún: habló de promisorios segundos semestres y aseveró que crearía dos millones de puestos de trabajo.
Sin embargo, a más de un año y medio de haber asumido, lo único que hizo Macri es aumentar la pobreza e indigencia. Jamás logró contener la inflación y las inversiones tampoco recalaron por estas tierras.
Beneficiados hubo, claro, pero fueron los que más tienen: los dueños de la minería, los banqueros, los petroleros, los grandes terratenientes y la oligarquía más rancia de la Argentina.
En sentido inversamente proporcional, la industria nacional se vio fuertemente perjudicada por la apertura indiscriminada de las importaciones y la bicicleta financiera volvió a ser el gran negocio de estos días.
Ello sin mencionar la enorme emisión de deuda que refrendó el macrismo y que engrosó la deuda pública en más de 50 mil millones de dólares.
No está en discusión si Macri es de izquierda o derecha, ese es un debate anacrónico e infructuoso, lo que se debate es el fracaso de las promesas que hizo el hoy presidente de la Nación en plena campaña electoral.
No vale hablar de “herencia recibida”, eso cabía para los primeros meses. Por otro lado, el desastre que dejó el kirchnerismo ya no sirve como excusa… ¿hasta cuándo insistirán con esa cantinela?
La realidad está a la vista, no hay que hurgar demasiado para saber qué ocurre en el país. El ciudadano promedio no logra llegar a fin de mes, los desocupados son legión y los jubilados perdieron muchos de los pocos beneficios que consiguieron a lo largo de las últimas décadas.
Alguno podrá decir que hay que darle a Macri más tiempo para lograr lo que prometió, pero ¿cuánto más? ¿Hasta cuándo deberán tolerar aquellos que esperaban un cambio para que este llegue?
La discusión no tiene que ver con que regrese o no el kirchnerismo, tampoco ahí está el quid de la cuestión, sino en las necesidades y urgencias de la sociedad argentina.
Vale aclarar que, quien escribe estas líneas ha sido uno de los más críticos de la gestión de Néstor y Cristina, incluso hizo presentaciones judiciales contra sus funcionarios y fue también querellado por estos en una veintena de oportunidades.
No obstante, es hora de superar lo que pasó durante los malditos años del kirchnerato y posar la mirada en la gestión del macrismo. ¿Cuál es el sentido de anclarse al pasado?
Como se dijo, la incapacidad de los que se fueron no justifica la errática gestión de los que llegaron luego.
Lo único claro es aquello que dijo alguna vez Robert Louis Stevenson, "la política es quizá la única profesión para la que no se considera necesaria ninguna preparación".