La trama parece de ficción, pero es bien real y viene ocupando las primeras planas de los grandes medios de diversos países.
Todo empezó en marzo del 2015 cuando un brasileño llamado Leonardo Meirelles fue detenido por la justicia y, luego de hacer un trato con la justicia, fue liberado. Estuvo menos de un mes en prisión.
Para lograrlo, arregló con el juez Sergio Moro, quien encabeza la investigación de la causa “Lava Jato”, como se denomina a la mayor operación en la lucha contra la corrupción en la historia de Brasil.
Apenas fue liberado, Meirelles viajó a Hong Kong y Shangai, en China, para recolectar toda la información sobre las transacciones que realizó entre los años 2009 y el 2014.
Entonces acopió documentación sobre 4.800 operaciones financieras realizadas por él y sus empresas fantasma.
Y allí apareció el bombazo, el dato que hizo temblar al gobierno de Mauricio Macri: Meirelles juró ante la Justicia que transfirió US$ 594.518 mediante cinco giros a una cuenta en Suiza del titular de la AFI Gustavo Arribas.
Según el propio arrepentido, ocurrió entre el 25 y 27 de septiembre de 2013 desde una cuenta bancaria en Hong Kong que el operador brasileño controlaba a través de la empresa RFY Import & Export Limited, que la justicia brasileña calificó como “empresa de fachada”, destinada al pago de coimas, lavado de activos y evasión.
Si bien Arribas no era funcionario público al momento de las transferencias, los investigadores sospechan que pudo haber oficiado como intermediario de funcionarios argentinos en el contexto del cobro de dinero para la adjudicación de las obras para el soterramiento del tren Sarmiento.
Ante las acusaciones de marras, el hoy titular de la AFI señaló algo insólito: advirtió que "la única de las cinco transferencias que me adjudican y que mi banco recibió y acreditó en mi cuenta es la de 70.495 dólares, que responde a parte del pago de la venta de bienes muebles".
Acto seguido, para sumar suspicacias, Arribas pidió ser despegado del caso antes de que finalizaran las medidas de prueba solicitadas por el fiscal Federico Delgado.
Tuvo suerte, ya que terminó siendo sobreseído el 31 de marzo pasado por parte del juez Rodolfo Canicoba Corral a través de un fallo de 17 páginas con el que hizo lugar a un recurso de "falta de acción" planteado por la propia defensa del jefe de los espías.
Curiosamente, el juez coincidió con los abogados de la defensa, encabezados por Alejandro Pérez Chada, en que el fiscal Federico Delgado había requerido una serie de medidas que daban pie a una "investigación abierta" que no precisaba el delito atribuido a Arribas.
"El requerimiento debe describir un hecho (o más) para que tenga, como mínimo, una apariencia de delito, más allá de la calificación legal que pudiera merecer, y esto es lo que está sujeto a las contingencias de la investigación", sostuvo Canicoba Corral.
"Y, ¿cuál es el hecho aparentemente punible que el señor fiscal endilga a Arribas? No sabemos", remató el magistrado en su fallo.
Una semana después, Meirelles reconfirmó a la Justicia argentina que realizó más de cinco transferencias a Arribas y aseguró que se trató de "coimas".
El arrepentido declaró vía teleconferencia ante el fiscal Delgado y ofreció documentación de 10 transferencias realizadas por un total de US$850.000.
Ello provocó que la investigación se reabriera a pedido de los jueces de la Sala I, quienes a su vez aceptaron la apelación presentada por la Procuraduría de Investigaciones Administrativas (PIA).
En estas horas, la situación de Arribas se ha complicado y parece que lo hará aún más. Es que existen comprobantes viajeros conocidos como Swift bancarios que demostrarían que ha recibido más dinero que el que ha declarado públicamente.
No solo él: también habría pruebas de quiénes pagaron sobornos, no solo a puntuales funcionarios públicos sino también a quienes operaron como intermediarios de los mismos.
Según reconstruyó en su momento diario Perfil, en la referida videoconferencia, Meirelles aseveró que las transferencias que hizo hacia la cuenta de Arribas son pagos de una de estas dos constructoras brasileñas: Odebrecht u OAS.
El nombre clave es el cambista Alberto Youssef, quien le ordenaba a Meirelles a quién debía transferir y cuánto dinero derivar. Por caso, su financiera llegó a mover unos US$ 200 millones para funcionarios de Brasil, Argentina, Perú, Panamá y otros países.
Como se dijo, nada auspicioso puede esperarse en torno a la persona de Arribas.
Colofón
Es sintomático que Macri haya puesto a un amigo personal sin antecedentes técnicos como jefe de la AFI y este termine involucrado en un caso grave de corrupción.
Su designación fue casi un capricho, como reveló el propio presidente en entrevista con la periodista Laura Di Marco: “¿Por qué lo ubicó a su amigo Arribas al frente de la AFI? ¿Cuál era su experiencia en el terreno de la inteligencia?”, preguntó la colega.
La respuesta, textual, es imperdible: “Nula, nula (…). Yo pensé: de todos mis amigos, ¿cuál era el más vivo, el más desconfiado, el más acostumbrado a toda esta cosa de las trampas? Justo uno que se había hecho de una buena posición económica en el fútbol; uno que arrancó de una posición humilde en la vida… me pareció que resumía todas esas cualidades”.
Por si fuera poco, Macri remató con una frase que lo perseguirá siempre: “Te aseguro que es uno de los mejores nombramientos que he hecho”.
Mucho podría decirse, pero todo se resume a lo que sostiene una conocida frase del saber popular: “El pez por la boca muere”.