En estas horas, Mendoza se ve convulsionada por una denuncia de espionaje que involucra al Ministerio de Seguridad de la provincia.
Quien hizo la presentación judicial fue Pablo Fiore, titular de la Asociación Ayuda al Policía de Mendoza. En su escrito, aseguró que los integrantes de esa entidad, ciertos abogados y puntuales periodistas tienen los teléfonos intervenidos por parte de esa dependencia oficial.
Ciertamente, la denuncia no es nueva: el propio Fiore me llamó la semana pasada —el 17 de agosto para ser más exacto— a efectos de ponerme al tanto de lo ocurrido.
“Mucho tiene que ver (lo que ocurre con) que tomamos partido en el caso de Donoso”, me comentó, en referencia a Darío Donoso, el uniformado que se animó a denunciar la corrupción policial mendocina. A la sazón, una de mis principales fuentes de información como periodista.
En la misma comunicación, Fiore me envió una serie de capturas de Whatsapp y mensajes privados de Facebook que prueban el espionaje oficial. Los publicaré en tanto y en cuanto él me autorice a hacerlo.
Allí, en esas capturas, aparece el “cerebro” de la operación reconociendo las intrusiones ilegales. Se trata de "Pampa" López, quien comanda “contrainteligencia” en el Ministerio de Seguridad. Reporta a lo más alto del poder mendocino. La parte operativa la maneja a través del auxiliar Alberto Campos.
Por si fuera poco, hay un arrepentido que reconoció haber recibido órdenes para hacer seguimientos a los mismos afectados. Es un policía que desistió de efectuar el trabajo sucio. También hay pruebas en ese sentido.
Respecto del mencionado “arrepentido”, Fiore me confesó hace más de una semana: “Con ese policía nos reunimos y ahí nos dice que nos están siguiendo, que tenemos los teléfonos pinchados, que solo usemos wpp, que vos y Ferreyra también los tienen pinchados”.
Las mismas palabras fueron refrendadas ayer por el mismo titular de la Asociación Ayuda al Policía, en una conversación telefónica en la que me reveló aún más detalles de esta trama.
De más está decir que es gravísimo lo antedicho, y debe ser investigado hasta las últimas consecuencias, para saber quién dio la eventual orden de espiar a tanta gente.
En lo personal, tengo una somera idea de quién podría ser, ya que cargo en mi haber con varias investigaciones periodísticas que terminaron perjudicando puntuales negocios ilícitos manejados por la policía, ya sea el juego clandestino, la prostitución o el narcotráfico.
Por lo pronto, me quedo expectante, esperando que la justicia confirme —o no— lo que denunció Fiore. Dicho sea de paso, ayer hablé con la abogada Lorena Navascues, también integrante de la Asociación de Ayuda al Policía de Mendoza, quien me dio más detalles de esta luctuosa trama. Ella es una de las mayores afectadas por el espionaje aquí revelado.
Finalmente, transcribo las palabras que me acaba de enviar un conocido fiscal de Mendoza, quien también presume que es espiado: “Esto se sabía de siempre y todos miran para otro lado”.
No hay remate.