Una situación que suele divertirme es el debate con los militontos kirchneristas. Son discusiones de manual en las que siempre se limitan a ciertos slogans y que se les gana por cansancio, al enfrentarlos con la corrupción K.
Empiezan siempre virulentos, pero luego caen ante la evidencia. ¿Qué decir ante los bolsos de José López? ¿O la evaporación de los fondos de Santa Cruz? Ni hablar del enriquecimiento de Néstor y Cristina.
Por caso, la expresidenta no puede explicar cómo su patrimonio creció 3.540% en apenas ocho años, justamente cuando estuvo en la función pública.
Este lunes tuve la posibilidad de discutir con uno de los tantos trolls que pululan por el universo de las redes sociales. Un tal “@Carrous_el”.
“Te desafío a un debate cara a cara ya que no sos troll”, le propuse desde mi cuenta de Twitter.
Como el bloguero negó ser un troll, le pedí: “Primero, identificate con nombre y apellido, como hago yo, luego pongamos un lugar de debate público sobre corrupción K, donde vos quieras”.
Fue cuando @Carrous_el empezó a recular: “Para vos donde es un lugar público? Por que es contradictorio. Exigis que mi identidad sea pública en un medio irrelevante como twitter...”.
Le contesté, insistiendo en que aportara sus datos, ya que en lo personal tengo mi nombre y apellido asociados a mi cuenta: “Si te parece irrelevante Twitter no entiendo qué hacés acá. No sos muy vivo. Espero tus datos para saber con quién hablo ya que no sos troll”.
Volví a insistir y le planteé que el debate podría ser “donde quieras, una confitería, la biblioteca, donde te plazca”.
@Carrous_el insistió en esquivar el debate y en dar sus datos, ya de manera infantil: “O sea, queres que te publique mis datos por este medio, pero exigis un debate fuera del mismo?”.
Le expliqué que el debate debía ser en un lugar público porque “no puedo mostrar los documentos que tengo en Twitter, expedientes y demás”. E insistí: “Encima sos un troll, último intento: debate en lugar público”.
Fue el momento de desistir por parte de @Carrous_el. No solo no aceptó el debate, sino que además se excusó de dar sus datos.
El diálogo completo está en Twitter, y refleja claramente el poco argumento que tienen los trolls K a la hora de intentar defender a su “jefa”. Pueden tirar uno o dos tuits con consignas armadas, pero les es imposible sostener una discusión real y sustentada. A confesión de partes, relevo de pruebas... nunca mejor dicho.