Cristina Kirchner enfrenta un momento espinoso a nivel judicial. En estas horas, media docena de expedientes la tienen contra las cuerdas y es probable que su situación se complique aún más en las próximas horas.
Está claro que la expresidenta tiene de qué preocuparse, sobre todo en aquellas causas que la tienen en la mira por supuesto lavado de dinero en sus hoteles. Allí no hay escapatoria.
No obstante, hay quienes especulan que también se las verá complicadas en el marco de la investigación que la tiene bajo la lupa por “traición a la patria” en el caso AMIA, luego de que el fiscal federal Gerardo Pollicita pidiera su indagatoria para el próximo 7 de septiembre.
Es curioso, porque es uno de los tópicos donde mejor se ha desenvuelto Cristina. Desde los días en los que encabezaba la comisión parlamentaria que supo investigar los atentados en Buenos Aires, la otrora presidenta ha hecho un trabajo impecable a ese respecto.
Aquellos que dicen lo contrario, es porque realmente desconocen la trama detrás de lo sucedido en la AMIA el 18 de julio de 1994.
Antes de ser acusado de repentino kirchnerista, aclaro que he sido uno de los principales denunciantes contra los K, tanto a nivel judicial como a nivel periodístico. Incluso he escrito en 2009 un libro ad hoc llamado Dossier K.
Sin embargo, una cosa no quita la otra. Que Cristina haya robado a mansalva no la hace culpable de un delito tan grave, vinculado a un tema que ha investigado mejor que nadie. De hecho, la idea de formar una “comisión de la verdad” y que un tercer país intervenga en la indagación del tema, es una gran idea, que podría terminar con tantos años de encubrimiento y desinformación.
En ese marco, ¿dónde aparece la supuesta traición a la patria? ¿Qué elementos existen para sostener tamaña barbaridad?
Por caso, este domingo el abogado Julio Maier, especialista en Derecho Procesal Penal, consideró hoy que la firma del Tratado con Irán “no involucra que sea una acción delictual”. Lo hizo en diálogo con Radio 10.
Más aún, explicó “que una acción que está prevista como competencia tanto del (Poder) Ejecutivo como del Legislativo sea tildada de delictual es una cosa increíble (…) Es imposible que las reuniones sean delitos”.
Oportunamente, dijeron algo similar algunos de los mejores juristas del país consultados, no por un diario K, sino por La Nación. Lo hicieron en el marco de la denuncia impulsada por Nisman.
“Es un relato verosímil y hasta bien escrito. Pero para el mundo del derecho, la prosa no es todo. Las 290 páginas que escribió el fiscal Alberto Nisman, mediante las que denunció a la presidenta Cristina Kirchner por encubrir a Irán en la causa AMIA, podrían encontrar varios escollos a la hora de transitar el duro camino de la prueba ante un juez federal”.
Uno de los inconvenientes es lograr determinar qué se negoció entre Argentina e Irán a cambio de la supuesta impunidad proclamada por el fallecido funcionario judicial, quien, dicho sea de paso, refrendó en 2013 lo mismo que denunciaría dos años después.
Se habló de tecnología nuclear, de alimentos por petróleo y de muchas otras cuestiones, pero todo ello ha sido desacreditado por varios especialistas, uno de ellos Carlos Pérez Llana, a quien jamás podrá acusarse de ser kirchnerista.
“Cambiar alimentos por petróleo, eso no cierra porque supone que Argentina tiene un ente estatal que dice yo te doy tanto de soja y vos me das tanto de petróleo. En segundo lugar puede haber algo vinculado a lo nuclear (...) Yo no creo que sea cierta la explicación que dice que la tecnología nuclear argentina es igual a la iraní”, sostuvo.
Según Pérez Llana, la metodología argentina es a través de la “difusión gaseosa” y el sistema iraní es “con centrifugadoras”.
Luego de todo lo antedicho, se hace menester volver a preguntarse: ¿Por qué Nisman hizo semejante denuncia contra Cristina? ¿En qué se basa realmente la acusación?
La respuesta, si alguien puede encontrarla, permitirá entender por qué el fiscal apareció muerto un ingrato día de enero de 2015.