Parecía algo imposible, incluso inalcanzable. El eventual acercamiento entre Mauricio Macri y Hugo Moyano era, hasta hace pocos meses, una quimera.
El camionero es un habitual detractor del presidente de la Nación, no es ningún secreto, ya que lo hace en público. A su vez, el jefe de Estado suele denostarlo en privado.
“Siempre quiere más, hay que disciplinarlo”, le dijo el mandatario en su momento al ministro de Trabajo Jorge Triaca.
Ciertamente, Macri ha resistido durante años acercarse a Moyano, a sabiendas de los desaguisados que involucran al gremialista. Sin embargo, ahora lo necesita, en el contexto de la reforma laboral que su gobierno viene impulsando en los últimos meses.
Es una medida que, si bien se ha “frizado”, aún espera el momento oportuno para ver la luz. Es ahí donde aparece la necesidad, con cara de hereje y todo. Y Macri debió ceder.
Los contactos vienen ocurriendo hace semanas y son regulares: cada 7 días, Moyano dialoga con Triaca. Es una tarea de "ablande" en la cual también participa el gran operador macrista, Daniel Angelici, con quien el camionero comparte la tarea de secundar a Carlos "Chiqui" Tapia en la Asociación de Fútbol Argentino (AFA).
A ello debe agregarse que el gobierno le ha regalado un gesto descomunal al gremialista: el salvataje de la empresa OCA, que le pertenece a través del testaferro Patricio Farcuh.
Una digresión al paso: ¿Qué hizo Macri con el dossier que le acercaron hace unos días, donde se vincula a esa empresa con el narcotráfico?
Como sea, al acercamiento oficial, la célebre “zanahoria”, el macrismo le ha agregado el infaltable condimento del “palo”. No solo a través de los célebres “carpetazos”, sino también en el avance sobre su círculo áulico desde la implacable trinchera judicial.
La detención de su guardaespaldas, Roberto "El Polaco" Petrov y el similar derrotero que enfrenta el vicepresidente de Independiente, Noray Nakis, son dos ejemplos de lo antedicho.
Moyano entendió el mensaje e inmediatamente bajó el tono de sus críticas al gobierno. Al menos públicamente.
Por caso, como coronación del pacto en ciernes, esta mañana hubo un acercamiento concreto. Fue en el marco de la inauguración de un centro médico del sindicato de los camioneros, donde Triaca estuvo en nombre de su jefe, Macri.
“Les traslado el saludo del Presidente. Hablé con él a la mañana y pidió seguir con esta conducta de salir de las discusiones en las que nos quedamos entrampados”, sostuvo el ministro.
El mensaje es claro y específico, y refrenda el pacto entre dos enemigos íntimos. ¿Hasta cuándo durará?