En los últimos tiempos asomó una propuesta novedosa llamada Reverso, a través de la cual los grandes medios buscan “combatir las fake news y la desinformación” de cara a las elecciones de este año.
La propuesta no es nada desdeñable, sino todo lo contrario. No hay mejor vacuna contra la ignorancia que la información.
Sin embargo, suena a hipocresía, sobre todo viniendo de los mismos medios que suelen diseminar falsas noticias aún más nocivas que aquello que circula en las redes sociales. Solo algunos ejemplos al respecto de los últimos meses:
-La negativa de darle la ciudadanía a Catherine Fulop por sus dichos antisemitas. No solo la noticia es vieja, sino que es inexacta tal cual explicó este viernes Tribuna de Periodistas.
-Los supuestos avistamientos de ovnis por parte de pilotos de la Marina de Estados Unidos, entre los años 2014 y 2015.
-El changarín que habría encontrado y devuelto medio millón de dólares en Nogoyá.
-El secuestro de la maestra Corina De Bonis en Moreno.
-El “peso real”, la propuesta de una nueva moneda que habría propuesto Brasil a la Argentina.
-La serie de Jorge Lanata sobre la corrupción K en Netflix.
-Las cuentas off shore de Máximo Kirchner y Nilda Garré.
Hay mucho más, como la cobertura de los casos AMIA y Nisman, donde los medios no solo se han cansado de mentir, sino que atribuyen a ambos expedientes afirmaciones que no existen.
La desinformación pareciera ser ya la regla, no la excepción. Y luego esos medios, con recursos de sobra como para evitar ese tipo de papelones, cuestionan a sitios como Tribuna de Periodistas, que los refuta una y otra vez.
Lo hacemos con todos, con Clarín y Página/12. Con TN y C5N. Ninguna cuestión ideológica.
Entonces, un pequeño medio como este, termina desnudando lo absurdo de esos monstruos de la información.
Por lo pronto, nosotros tenemos lo que ellos no tienen. No, no me refiero a nuestro Manual de Estilo o nuestro Defensor del lector. Me refiero a nuestra obsesión por hacer el mejor periodismo posible.