No es la primera vez que lo hace. En su momento, Alberto Fernández retuiteó el mensaje del periodista-operador Dante López Foresi que calificaba a Jonatan Viale de “gordito lechoso”.
Luego hizo lo propio respecto de una cuenta “nazi” llamada @paulitakiel. También le hizo retuit a un mensaje polémico.
Ahora, el presidente volvió a las andadas, al darle “me gusta” al mensaje de una conocida tuitera K denominada “Silvia no me arrepiento”, cuya descripción asegura “El liberalismo mata” y proclama a “Alberto y Cristina”.
El mensaje en cuestión es el siguiente: “@alferdez compañero del alma. Para cuando los medios. La infodemia mata como la pandemia. Es ahora, presidente querido” (ver al pie).
Podría parecer algo menor, pero no lo es: el “me gusta” del jefe de Estado aparece en un contexto de fuerte avance contra la prensa por parte de puntuales referentes K.
Por caso, esta misma semana Dady Brieva pidió regular los medios de comunicación y lanzó: “Seamos Venezuela”. Lo curioso es que ningún funcionario del gobierno salió a refutarlo ni desmentirlo, siquiera mínimamente.
Anteriormente, el “Midachi” ya había pedido armar una “Conadep del periodismo”, idea a la que se sumaron otros kirchneristas, como Gisela Marziotta y Hugo Moyano.
Ciertamente, la obsesión de los K con los medios críticos y/o independientes es añeja y conocida. El propio Alberto, cuando jefe de Gabinete de Néstor Kirchner, era el encargado de apretar a los periodistas.
Luego, al paso de los años, ello se fue profundizando: de la mano de Cristina —y Néstor, claro— llegaron las amenazas, la persecución y el hostigamiento a los medios. Periodistas como Marcelo Longobardi, Pepe Eliaschev y tantos otros fueron directamente censurados. ¿Volverán esos días?
¿Habrá nuevamente escupitajos a los cronistas del grupo Clarín? ¿O quita de la pauta oficial a la prensa que no se amolde al discurso único del kirchnerato?
Es inquietante imaginar un futuro que replique ese pasado. Porque uno ya lo vivió en persona, y no ha sido nada gratificante. Sino todo lo contrario.
Pero parece inevitable porque, como dijo Karl Marx, “la historia se repite dos veces, la primera en forma de tragedia y la segunda en forma de farsa”.