Patricia Matheu era una perfecta desconocida. Al menos para el gran público. Una mujer que caminaba por la calle sin que nadie se percatara de su presencia.
Pero algo cambió hace menos de una semana. Fue después de que decidiera defender al siempre polémico Ezequiel Guazzora de la furia popular en el marco de la marcha del 9 de Julio, que no careció de incidentes.
A poco de haber terminado la manifestación, al momento de llegar a su casa, se encontró con una horda de acusaciones en las redes sociales: la acusaban de haber sido una “infiltrada K” en la movida de marras.
¿Las pruebas? Una serie de fotos en las que aparece, primero golpeando a Guazzora; luego, defendiéndolo. Ciertamente, se trató de una fake news, que fue refutada por este mismo cronista a horas de haber ocurrido lo que ocurrió.
Pero no bastaba. Había que buscar la voz de esta mujer, postal de la grieta maldita que atraviesa a la sociedad argentina. “Yo no soy ninguna infiltrada K”, es lo primero que dirá. Casi como un reflejo condicionado. Pero no alcanza, hay que reconstruir toda la historia.
-Hola Patricia, contanos qué pasó exactamente el 9 de Julio… ¿por qué estabas allí?
-Yo vivo a 8 cuadras sobre la avenida Corrientes y había ido a la farmacia, entonces veo que Corrientes y Callao estaba cortada al tránsito. Entonces salgo de la farmacia con mi mochilita así nomás, sin intención de meterme en la marcha, más que nada por el coronavirus. Entonces me pongo como observadora y ahí veo el comienzo de la pelea que se ve en las imágenes. Ahí veo el móvil de C5N inclusive.
-Y ahí pasa lo de Guazzora...
-Sí, primero pensé que se habían agarrado a las piñas porque se les ocurrió robar algo; entonces lo veo a Guazzora, que lo reconozco por la campera y la gorra. Ahí salté y dije “no le peguen, no le peguen”. Más que nada porque es periodista, y aunque yo no tengo nada que ver con su ideología, no comparto su forma de hacer periodismo, no defiendo la violencia.
-¿Qué pensabas en ese momento?
-En realidad, en ese momento uno no piensa nada, lo único que pensás es en parar la pelea. Yo pensaba que la pelea paraba ahí, que la gente le había dado unos golpes, unas piñas a alguien, como ha pasado muchas veces, y ya está. Se terminó. El tema es que siguió y siguió y siguió hasta el kiosco y adentro del kiosco.
-¿Qué le gritaban a Guazzora, porque no se llega a escuchar en el video?
-Las cosas que le gritaban eran siempre lo mismo, por el tema de los silobolsas y cosas similares. No escuchaba muy bien. Después, adentro del kiosco le decían “hijo de puta”, “seguí haciendo lo mismo”, “seguí incitando para robar silobolsas”, “¿qué querés hijo de puta de mierda, que terminemos siendo Venezuela?”... todas esas cosas le decían, que en realidad todo eso si vos te ponés a mirar el Twitter de él, él hace videos de todo esto. Ojo, yo para nada justifico la violencia, porque no se le puede estar pegando a otro porque piensa diferente, pero yo cuando el kiosco cierra las persianas re puteé, de la adrenalina y la bronca que tenía.
-¿Qué le dijiste?
-Le dije “sos una mierda, ¿cómo vas a estar haciendo lo que hacés? Si no te defendemos terminás linchado, cortala un poco con tanto patoterismo”. Y él me dijo: “Es mi forma de hacer periodismo»”. Pero esa no es forma de hacer periodismo, yo también fui periodista, yo también estuve en la calle y le dije: “Cuando vos vas a la calle el periodista pregunta, el cronista pregunta, no patotea a la gente, si vos patoteás a la gente, te la estás buscando, no se justifica lo que te pasa pero te la estás buscando vos. Vos no podés estar chicaneando a la gente y lo has hecho un montón de veces, lo hiciste en lo de Baby Etchecopar, lo fuiste a buscar a la puerta, todo eso es agresión”.
-¿Cuándo te enteraste que vos aparecías en esas fotos, como supuesta agresora?
-Cuando llego a mi casa. De repente, una amiga me dice: “Patricia mirá”. Y me manda un Whatsapp y era la foto mía que se había viralizado que decía: “Los infiltrados K”. Yo le dije que de dónde lo había sacado y ella me dijo que no sabía, que se lo habían mandado. A la noche, cuando miro el programa de Baby, que lo tenía como fondo del televisor, veo que empieza y pone las imágenes mías, diciendo que era infiltrada.
-¿Entonces, qué hiciste?
-Contacté a todo el mundo, a gente que no era amiga mía que ni conozco, por redes sociales. En la desesperación. Esa noche no dormí, estuve hasta las 5 de la mañana contestando tuits, medio al pedo, porque la gente te empieza a decir cualquier cosa. Al otro día a la mañana me levanto y voy a la radio y estaban en el aire, entonces esperé en la puerta como dos horas hasta que salió Baby y le dije si podía hablar un minuto con él, que las imágenes que había pasado no eran lo que había pasado, que yo no tengo nada que ver. Baby me dijo: “sí, sí está bien”. Estaba con el productor y justo había más gente con él y dijo: “Sí, hoy a la mañana vimos las imágenes y nos imaginamos que vos no tenías nada que ver, que sólo lo habías defendido”, y ahí fue cuando Benedetti que trabaja con él sacó una foto y dijo: “Ahora lo voy a desmentir por Twitter”. Me saca una foto, una selfie con él.
-¿Eso cambió algo en las redes sociales?
-No, de hecho, a partir de ahí fue una catarata de gente impresionante, me puteaban los K y los que no son K.
-Así y todo te imputaron...
-Sí, vinieron 4 policías de la Fiscalía de Investigaciones, me leyeron mis derechos y cuando leo la notificación que dice “imputada”, dije: “Estamos todos locos, ¿cómo que imputada si yo fui la que lo defendía?” Tendría que ser testigo en todo caso.
-¿Algo más que quieras decir antes de terminar esta entrevista?
-Sí, que estoy en contra de la violencia y de la grieta.
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