De pronto, las imágenes se volvieron virales, intentando justificar la violencia en el marco del “banderazo” contra el gobierno de Alberto y Cristina.
Algo que, como dije ayer en otra columna, es injustificable. Porque, como decía Borges, uno no se puede comer un caníbal.
Las fotos no parecen mentir: dos personas, una mujer y un joven, aparecen “golpeando” al siempre provocador Ezequiel Guazzora.
Acto seguido, otra imagen muestra a las mismas personas al lado de este último, protegiéndolo de los agitadores de marras.
Pero ello es falso tal cual se puede ver en el video al pie (ver a partir del segundo 17): en ningún momento la mujer o el joven agreden a Guazzora. Resulta que la “toma” congelada da esa sensación, pero nada hay más alejado de la realidad.
Nótese lo que sucede con el más joven: en la foto que se viralizó aparece al lado de los que golpean al colega provocador, lo cual genera confusión, pero lo que está haciendo es intentar convencerlos de no seguir utilizando la violencia.
Luego de lo antedicho, aparece la parte más absurda de todas: la imagen del “pelado” que, por un lado golpea a Guazzora y, por el otro, se violenta contra el móvil de C5N… ¿Cuál sería la incoherencia de la actitud? ¿Cuál es la contradicción del agresor? Le molestan los K, está más que claro.
Como sea, vuelvo a mostrarme sorprendido por la imbecilidad de propios y ajenos. En su momento, fue con los militantes K que justificaron las agresiones en 2017 contra Julio Bazán. Ahora ocurre lo mismo, pero al revés. ¿En qué idioma debe decirse —y reiterarse— que no sirve jamás la violencia para resolver nada?
Regreso una y otra vez a aquella célebre frase que insisten en atribuirle a Albert Einstein: “La inteligencia es limitada, pero la idiotez… no tiene límites”.