Sra. Cristina Fernández de Kirchner:
Le escribo estas líneas en relación a los comentarios realizados por Ud. hace unas horas, en los cuales aseguró que la investigación de su eventual falta de título universitario era un "invento de los medios", latiguillo harto conocido en el mundo político-periodístico cuando un funcionario se queda sin palabras para defender una postura determinada.
Debe usted saber, Sra. Fernández (como gusta que la llamen), que estoy lejos del partidismo y las agrupaciones políticas y que he denunciado a candidatos y funcionarios de toda extracción a través de las virtuales páginas de mi periódico digital Tribuna de periodistas, lo cual ha provocado la enojada reacción de no pocos de ellos.
Dicho esto, Sra. Fernández, y despojando de toda suspicacia al asunto, le hago saber que su comentario no satisface, ni mi necesidad, ni la de la sociedad, por saber si es usted abogada o no.
Persisten las dudas sobre la (vergonzosamente) enmendada "ficha de entrega" de título presentada por la Universidad Nacional de La Plata y siguen sin aparecer personas que recuerden que usted haya cursado estudios desde 1976 hasta 1979 en esa misma casa de estudios.
No he encontrado, asimismo, algún documento que haya sido firmado por usted en estos casi treinta años como "abogada". Menos aún alguno que mencione su eventual matrícula profesional.
Por otro lado, Sra. Fernández, permanecen en pie las contradicciones en las que usted ha incurrido al hablar de sus años de estudiante en La Plata y en su propio sitio oficial de Internet se omite decir si usted se recibió finalmente y, en tal caso, en qué año lo hizo.
Le recuerdo que, dependiendo el interlocutor con quien usted hable, gusta decir que inició sus estudios en 1972 o 1974 indistintamente. Por caso, mientras su página de Internet asegura que usted inició sus estudios en 1974, la propia universidad de La Plata jura —a través de la cuestionada ficha de entrega de título— que lo hizo en 1972.
Podría mencionarle, Sra. Fernández, muchas otras contradicciones, pero no vienen al caso, ya que usted cree que todo se reduce a algo tan miserable como una “campaña sucia” de mi parte.
Debo admitir que me asombra semejante acusación ya que he concurrido a la justicia para que se investigue este hecho y he pedido ser querellante en la causa judicial pertinente, algo que no suele ser común en las “campañas sucias” vernáculas.
Yo entiendo su enojo, Sra. Fernández, por el hecho de que la denuncia por el título ha llegado más lejos de lo esperable, pero debo comentarle que eso es exclusiva responsabilidad suya y no irresponsabilidad mía.
Yo he pedido hablar con usted en más de una oportunidad para aclarar este tema pero Ud. tiene esa terrible costumbre de no dar entrevistas. Asimismo, le he hecho saber que en caso de no aclarar el tema, recurriría a la Justicia y tampoco me dio bolilla. ¿Qué se supone que debía hacer?
Póngase en mi lugar, Sra. Fernández, Ud. de pronto es periodista y observa que el principal candidato presidencial a disputar las elecciones nacionales es sospechado de "usurpación de títulos y honores", nada menos que un delito penal. ¿Qué haría usted?
Seguramente lo mismo que yo: pedir comprobación a la universidad, al ministerio de Educación y al mismísimo sospechado de usurpación. Y cuando no obtuviera respuesta en ningún lado —sumado a la aparición de un documento elocuentemente borroneado— iría Ud. a la Justicia a hacer la denuncia pertinente, esperando que se esclareciera la cuestión.
No ha habido, Sra. Fernández, una acción "lineal e inmediata" contra usted como Ud. cree, sino todo lo contrario: se ha intentado todo lo humanamente posible para llegar a develar este tema durante muchos meses, tiempo en el cual sólo he escuchado mentiras y ocultamientos por parte de los funcionarios consultados. Y créame que este no es un tema menor como para tolerar semejante maltrato.
Si Ud. cree que hay una campaña en su contra, le recomiendo ir a la justicia y denunciarlo, tal cual he hecho yo con el tema de su título universitario, de lo contrario sus palabras sólo suenan a meras "excusas".
Ha perdido, Sra. Fernández, una hermosa oportunidad de tapar la boca de los periodistas que desconfían de su titulación mucho antes de que el tema llegara a la Justicia. Como bien suele decir el Dr. Fabián Bergenfeld —quien me patrocina y la denuncia junto a mí— Ud. podría haber enviado a cualquier empleado a su cargo a mostrar su certificado analítico a los medios. Hubiera sido más que suficiente.
Pero no lo hizo y, peor aún, no parece querer hacerlo hasta el momento. Ud. desmiente lo publicado por mí, pero no basta con su palabra. Menos aún proviniendo de una persona que ha mentido insistente y descaradamente a la sociedad sobre cuestiones de interés público como, por ejemplo, las mediciones del INDEC y la inseguridad.
Ud. aún no ha demostrado, Sra. Fernández, que es abogada y le recuerdo que ha sido su propio círculo el que ha arengado públicamente por "usurpación de título" a personas de la talla de Juan Carlos Blumberg y Jorge Telerman.
Por otro lado, no es menor el hecho de que los primeros comentarios respecto a su falta de “titulación” haya provenido de importantes fuentes de Casa de Gobierno, lo cual echa por tierra cualquier tipo de suspicacia y especulación.
Finalmente, Sra. Fernández, le comento que tiene Ud. una ventaja insuperable, le ha tocado la suerte de vivir en un país en el que cual los periodistas son permeables a las presiones del poder político —generalmente por dinero— y esto provoca que nadie indague sobre los temas que deberían abordarse realmente.
Si fuera yo el hombre de prensa por Ud. elegido para entrevistarla, no dudaría en interrogarla sobre los fondos de Santa Cruz, las valijas de Southern Winds y, obviamente, los detalles de su título universitario.
La saludo respetuosamente y le agradezco que haya elegido a "certeros" medios de comunicación para responder a mis requerimientos, aunque le comento que esto no hacía falta.
Simplemente con responder el fax que envié en su momento a su Secretaría privada era suficiente.
Atentamente.