Se trata de una historia de hijaputez oficial. Suena duro pero es así. Lo que ocurre desde hace unos días con Aerolíneas Argentinas es la culminación de una historia de desaciertos, corrupción y evaporación de millones de dólares que esconde una gestión desastrosa por parte de un personaje que desconoce lo que es un avión.
Se trata de Mariano Recalde, hoy titular de esa empresa gracias a las gestiones de su papá, Héctor ídem, a la sazón abogado del todopoderoso Hugo Moyano. Hay que mencionar que solo durante el año 2010, más de $2.250 millones se canalizaron como subsidios del Estado nacional hacia Aerolíneas Argentinas y en el presente año se estima que serán un 50% superior. A cambio de ello, nada se ha hecho por mejorar un servicio que cada vez es más deficiente.
Por caso, el conflicto que se vive desde hace unos días tiene que ver justamente con ello, los insistentes reclamos que el secretario general de la Asociación de Personal Técnico Aeronáutico (Apta), Ricardo Cirielli, viene haciendo a la cúpula de la empresa. "(Mariano) Recalde gastó US$ 2.100 millones y no sabemos en qué”, advirtió el sindicalista.
La única respuesta oficial a semejante acusación fue el respaldo por parte de Cristina Kirchner al titular de AA, la reprogramación de los vuelos demorados y el pase al ámbito militar de los controladores aéreos. A estos últimos, el Gobierno los considera culpables de un supuesto "paro encubierto". Hay que recordar que estos se encontraban desde 2009 en la órbita de la aviación civil por mandato del propio oficialismo.
Como puede verse, la estrategia del kirchnerismo está centrada en tapar el desastroso estado de los aviones de Aerolíneas y echarle la culpa al gremio de Cirielli. Pocos saben que en realidad las cancelaciones de vuelos fueron decididas por la propia Cristina, ya que cinco de los diez aviones de la flota internacional no estaban en condiciones técnicas de volar.
"De los 10 aviones de fuselaje ancho de Aerolíneas, hay cinco fuera de servicio. Dos ya estaban en inspección, un Jumbo y un Airbus 340. Otros dos A340 tenían sus trenes de aterrizaje vencidos hace dos años, por negligencia de Javier Rodríguez, un gerente que nombró La Cámpora. Tendrían que haber renovado el tren de aterrizaje a las 25.000 horas de vuelo y ya iban por 36.000. Este fin de semana le pidieron a Airbus una extensión de la licencia para esos aviones vencidos y los sacaron corriendo", detalló Cirielli a diario Clarín.
Mientras tanto, los medios oficialistas hicieron todo lo posible por instalar la coartada del Gobierno, especialmente Tiempo Argentino y Página/12. Esos y otros medios, insisten en no hablar del tema de fondo que se esconde detrás de esta trama: el desmanejo de una empresa donde abundan salarios de $80 mil y escasean aviones en condiciones de ser utilizados.
Mientras ello no se ponga sobre el tapete, se seguirá discutiendo sobre trivialidades de forma y se esquivarán las cuestiones importantes de fondo. ¿Los perjudicados? Los pasajeros, comos siempre.
Christian Sanz
Twitter: @cesanz1