El comienzo del discurso de Julio De Vido fue una aceptación implítica del fracaso: "Comienza una segunda etapa en Aerolíneas Argentinas". Una elegante manera de decir que la “primera etapa” fue un fracaso.
Hablar del “futuro” de la empresa le permite al ministro de Planificación Federal de la Nación evitar referirse al “pasado” y tener que dar explicaciones sobre los últimos años de esa compañía, los cuales han sido una suerte de agujero negro donde se evaporaron miles de millones de pesos. Por caso, Aerolíneas Argentinas le costó al Estado durante 2011 la friolera de $331 mil... ¡por hora! El diputado Juan Carlos Morán lo dijo de manera más cruda aunque no menos realista: "En Aerolíneas, La Cámpora hace volar dos escuelas por día".
¿Es necesario semejante gasto solo para sostener el capricho de tener una empresa aérea del Estado? ¿Es pertinente postergar gastos en rubros más importantes para el país y seguir soportando el déficit de una compañía que hoy aparece como una caja política más que como una línea de bandera?
Pocos saben que a partir del arribo oficial en Aerolíneas, lejos de disminuir los costos, estos se han incrementado en progresión geométrica. Por caso, la nómina de empleados de la firma sumó 1.500 nuevas altas, que se sumaron a los ya existentes. La mayoría de estos son militantes de La Cámpora que están obligados a donar el 10% de su sueldo para sostener "el modelo".
No hace falta mencionar que gran parte de esos trabajadores no suele concurrir a su puesto de trabajo, porque no hay espacio físico previsto para ello. En buen romance, son meros “ñoquis”.
Es menester decirlo toda vez que el titular de Aerolíneas Argentinas, Mariano Recalde osó hablar de "austeridad" en su errática exposición. La utilización de esa palabra es un verdadero desacierto, sobre todo proviniendo de un funcionario que ostenta un salario de $82 mil mensuales, rodeado de un cuerpo de obsecuentes que muestran sueldos de similar relevancia.
A cambio de esa millonada, Recalde ha mostrado una gestión marcada por la ocultación y la improbidad. Un sencillo botón de muestra: la mitad de los aviones que hacen vuelos internacionales no funcionan.
También baste recordar que aún el funcionario —cuyo único mérito ha sido ser el hijo de Héctor Recalde, ex abogado de Hugo Moyano— no ha explicado adónde fueron a parar los $2.100 millones que le asignó de facto el kirchnerismo a AA. No es un dato menor, sobre todo porque el sindicalista Ricardo Cirielli jura que con solo $750 millones se podrían arreglar muchos de los desperfectos que hoy muestran las varadas aeronaves de esa compañía.
¿Cómo se puede hablar de comprar "más aviones" cuando gran parte de los que hoy tiene la empresa están parados y provocando enormes costos a diario?
En fin, las medidas que hoy se han anunciados son solo "pour la gallery", un vano intento de ocultar bajo la alfombra la discusión que se generó en los últimos días respecto al desmanejo de AA.
De pronto, se tornó peligrosa esa discusión, donde se empezó a asomar el dato de que detrás de la "nacionalización" de la aerolínea se podría esconder una trama de millonarios retornos para sostener la política oficial.
Eso es lo que motivó la conferencia de prensa de hoy, donde se anunciaron medidas anacrónicas que bien podrían haberse hecho carne hace mucho tiempo. ¿O acaso debemos creer que la gestión en AA comenzó recién hoy?
Christian Sanz
Twitter: @cesanz1