El ajuste que el gobernador Daniel Peralta intentó sin éxito aplicar en Santa Cruz, no solo generó este jueves graves incidentes entre la policía y los trabajadores estatales de esa provincia, sino también una crisis institucional sin precedentes que por estas horas tiene en jaque al mandatario del Frente para la Victoria, quien no pudo conseguir el apoyo de los diputados de La Cámpora para aprobar el paquete de leyes que mandó él mismo a comienzos de esta semana a la Legislatura.
La quita de soporte político del propio kirchnerismo a Peralta —luego de una fuerte represión contra trabajadores estatales que lograron impedir que la Ley de Emergencia económica se tratase en la Legislatura— quedó reflejada en una serie de dimisiones oficiales, que entre funcionarios de primera y segunda línea, llegarían a 15.
Se trata de la renuncia del secretario de Gobierno, Francisco Anglesio; del ministro de la Producción de esa provincia, Jaime Álvarez; del ministro de Salud, Hernán Martínez Crespo (vicegobernador de Peralta hasta el 10 de diciembre); del jefe de la Policía provincial, Jorge Mario Hassan; del director de Canal 9, Martín Hernández; y del secretario de Deportes Ricardo Vaiani. Además surgió una fuerte interna entre el Ejecutivo santacruceño y la agrupación La Cámpora, cuyos legisladores optaron por alejarse de sus bancas.
Según varias fuentes, Máximo Kirchner y Rudy Ulloa manejaron debidamente las estrategias para sacar del medio al actual gobernador y su gabinete con el fin de quedarse con el poder en la provincia. De hecho, los proyectos de Emergencia y de reforma previsional fueron ordenados por Cristina Kirchner y elaborados por el propio equipo de la joven agrupación kirchnerista, luego bajado a la Cámara por Peralta a comienzos de semana. Ahora hasta se habla de infiltrados en los disturbios que dejaron más de 20 heridos durante la conflictiva jornada.
Lo anterior no resulta extraño teniendo en cuenta que uno de los patrulleros incendiados durante las protestas sobre la Avenida Néstor Kirchner, se encontraba a metros de la inmobiliaria de Máximo ídem. Si bien se trataba de un día laborable y el hijo de la Presidenta se encontraba en Río Gallegos, el comercio familiar se encontraba cerrado.
Lo cierto es que el jueves a la noche, la continuidad de Peralta al frente de la provincia quedó en seria duda. En un momento de la tarde hasta se habló de una Cadena Provincial en la cual el funcionario se dirigiría a Santa Cruz y dimitiría de su cargo. Luego de generada tal expectativa, el Gobierno debió salir a desmentir que se hubiese planificado esa medida.
Más allá de la eventual posibilidad de esa cadena, entre la tarde y la noche del 29, Peralta se mantuvo comunicado constantemente con Cristina, quien sorpresivamente —o no— suspendió su viaje programado a El Calafate para más adelante.
Por más que resulta complicado que el gobernador pueda gobernar con todo el aparato político repentinamente en contra —22 de 24 diputados pertenecen al FPV—, la última palabra solo la tiene la Presidenta.
“La posibilidad de que renuncie Peralta está dada en la falta de apoyo político, y ese apoyo la única que se lo puede dar o retirar es la presidenta. Si Cristina no lo apoya, ¿para qué va a seguir?”, le indicó una fuente al sitio OPI Santa Cruz.
“La Cámpora es destituyente, le están haciendo un vacío al gobernador para que caiga y buscar ellos el posicionamiento a través de la sustitución natural. La palabra la tiene Cristina”, agregó el mismo informante.
Mauricio Gómez Bull y Matías Bessi —ambos legisladores de La Cámpora— decidieron renunciar a la sesión de este jueves a la tarde y separarse del gobierno provincial por no considerarlo “sufrientemente alineado” al gobierno de Cristina Kirchner.
"Es muy difícil legislar una Ley que tiene información mentirosa, Peralta en su proyecto de Ley tiene desde informaciones falaces hasta número irreales", dijo Bessi con respecto al paquete de leyes que envió el gobernador, si bien ambos lo habían apoyado anteriormente y hasta hablaban de su aprobación como “una decisión tomada”.
Sin embargo, en caso de que Cristina le termine de quitar el apoyo a su soldado santacruceño, la constitución provincial no prevé el llamado a elecciones, sino que la línea sucesoria continuaría con el vicegobernador, Fernando Cotillo, y el vicepresidente primero de la Legislatura, que en este caso es un hombre de La Cámpora, el referido Gómez Bull.
Una historia que se repite
"La situación está complicada, necesitamos que renuncies para descomprimir los ánimos", le había dicho Néstor Kirchner al entonces vicegobernador en ejercicio del Ejecutivo, Carlos Sancho, el jueves 10 de mayo de 2007. Antes había sido eyectado con definiciones parecidas Sergio Acevedo, presumiblemente por haber rechazado una coima de 30 millones de pesos en la obra pública, sumado al malestar general por la prohibición de Kirchner de otorgar un aumento al básico salarial a la administración pública.
Luego llegaría el turno de Daniel Peralta como interventor y hombre de total confianza de Néstor, elegido en diciembre de 2003 como diputado provincial. Rápidamente, en esos días, se convirtió en jefe de la bancada justicialista en la Cámara de Diputados de Santa Cruz.
Hoy, el mandatario santacruceño parece haber llegado al mismo punto que sus antecesores, ya que la situación aparece nuevamente “complicada” y solamente una renuncia parecería poder “descomprimir” los ánimos.
Esto encajaría de manera perfecta en el rompecabezas de La Cámpora para ir ocupando todos los espacios de poder posibles; en este caso, nada más y nada menos que en las tierras del pingüino.