El dato no es nuevo en realidad, surge del resultado de varias encuestas de opinión que viene realizando el oficialismo en las últimas semanas y refiere sobre la posible candidatura de Máximo Kirchner a diputado por la provincia de Buenos Aires. "¿Usted votaría al hijo de Cristina como legislador nacional?", les fue preguntado a no pocos habitantes de diversos puntos del conurbano por parte de dos consultoras de opinión cercanas al kirchnerismo.
Préstese atención a la pregunta —una de las tantas del referido estudio—, ya que ostenta una interesante suspicacia: no se pregunta por Máximo sino por "el hijo" de la titular del Ejecutivo nacional. Ello permite imaginar cómo será la estrategia a futuro para posicionar al vástago presidencial, a través de la tracción de la imagen de su propia madre.
El resultado de la medición aún es desconocido, aunque aseguran en Casa de Gobierno que habrá que ocuparse con dedicación para que el mandamás de La Cámpora sea reconocido por la sociedad, ya que su imagen, al menos en territorio bonaerense, es poco valorada. No es problema, ya que el plan B del oficialismo es trabajar por la diputación en Santa Cruz, donde los Kirchner tienen mayor predicamento y múltiples chances de armar alianzas políticas.
Mientras tanto, el vástago presidencial toma clases de oratoria y actitud escénica con la actriz oficialista Andrea del Boca. Intenta superar de esa manera sus dificultades "guturales", heredadas de su padre, el ex presidente Néstor ídem.
Un dato al que se debe prestar atención a futuro: La Cámpora lanzó hace unas horas su propia área de Derechos Humanos, en una multitudinaria reunión en el barrio porteño de Almagro, en el marco del aniversario del golpe militar de 1976. Se vienen presiones a jueces que llevan adelante causas vinculadas a delitos de lesa humanidad y nuevas iniciativas de reparación financiera a ex "guerrilleros" y familiares de estos. "En época de vacas flacas, la política debe financiarse de alguna manera", reveló uno de los jóvenes gestores de la movida ante un auditorio de perplejos periodistas, dejando ver adónde irán esos fondos.
La disputa madre que viene
Independientemente de lo que ocurra con Máximo Kirchner, debe ponerse el foco en la provincia de Buenos Aires, donde se librará la próxima batalla del kirchnerismo por el poder en los venideros 2013 y 2015.
En ese contexto, en medio de una crisis en ciernes, Gabriel Mariotto insiste en tejer alianzas por su cuenta y erosionar al mismo tiempo la figura de su "superior", Daniel Scioli. El vicegobernador tiene dos ventajas por sobre el mandatario bonaerense, las cuales lo posicionan en un lugar de privilegio: posee dinero contante y sonante, y la bendición de Cristina.
Mientras Mariotto camina sin cesar y ofrece fondos frescos para obra pública —cooptando las voluntades de los intendentes del conurbano—, Scioli ha debido emitir bonos por más de $800 millones para pagar a los proveedores de la provincia. No es la solución y el gobernador lo sabe, pero no tiene alternativa. Una duda que inquieta a los caciques del conurbano: ¿Por qué el mandatario ni siquiera se molestó en pedir fondos al Ejecutivo nacional?
Nadie tiene una respuesta concreta, aunque lo relevante no es eso, sino que la "cerrazón" financiera bonaerense no solo aprieta el cuello de Scioli, sino también de los jefes comunales. "Tenés que vender el alma al diablo, yo no estoy dispuesto a hacerlo y menos para que me den dinero que me corresponde", aseguró a este cronista el jefe comunal de uno de los municipios más importantes del oeste. Otro mandatario, de una localidad aledaña, lo dijo de manera más cruda: "No te voy a decir que me desagrada lo que hace el gobierno, pero hay cosas que no nos gustan y las tenemos que callar porque si no, no nos bajan guita. Son muy jodidos con esto y las obras tenés que hacerlas porque la gente las necesita".
Como se dijo, el año en curso será preludio de una crisis pocas veces vista. Sin embargo, Cristina ya tiene en la mira una caja que cubrirá gran parte de sus necesidades: el fondo de las obras sociales, conocido técnicamente como de "Redistribución Solidaria". Como viene anticipando Tribuna, ese es el principal foco de conflicto entre la Presidenta y el otrora poderoso Hugo Moyano.
Se vienen a ese respecto, denuncias judiciales cruzadas y una encarnizada lucha por la sucesión del poder dentro de la CGT. Un dato curioso a ese respecto: tanto Cristina como Moyano hablan en estas horas con el "Gordo" Luis Barrionuevo para intentar forzar las mayorías necesarias dentro de la central obrera, para un lado o para el otro. Por ahora, el gastronómico habla con todos y, cual objeto subastado, está a la espera de la mejor "oferta".
Sin embargo, no será ese el gran escollo que deba sortear la mandataria a futuro, sino un hecho que casi pasó desapercibido en la semana: el pedido de detención del narco Ibar Esteban Pérez Corradi, autor intelectual —según la Justicia— del triple crimen de General Rodríguez de 2008. ¿Qué ocurrirá cuándo trascienda que este último aportó dinero a la campaña del Frente para la Victoria en 2007, a través de un sinuoso circuito que involucra a la droguería San Javier? ¿Qué pasaría si el propio imputado revela los detalles de sus viajes a México con "venia oficial" a efectos de ingresar fondos del narcotráfico para financiar la política vernácula?
Como puede verse, no es el caso Boudou-Ciccone lo que más debe preocupar a Cristina Kirchner. No obstante ello, hay que destacar que en torno a este último escándalo ya se ha puesto en marcha el plan anticipado por este medio, referido al intento gubernamental para desacreditar el testimonio de Laura Muñoz, esposa de uno de los testaferros del vicepresidente, Alejandro Vandenbroele.
Se trata de una de las dos causas judiciales que se llevan sobre la figura de Boudou. La otra, iniciada por quien escribe estas líneas, se nutre de evidencia irrefutable y ha provocado en los últimos días las preocupadas gestiones de uno de los asesores del vice a efectos de que sea "retirada". Debe decirse que ello no ocurrirá, aún cuando la oferta dineraria ha sido generosa por demás.
La preocupación es creciente y no son pocas las voces que hablan de la posibilidad de que el vicepresidente tome una repentina "licencia" de su cargo. Al menos hasta que aclare el panorama judicial.
La voz cantante a ese respecto es el secretario de Legal y Técnica, Carlos Zannini. Por su parte, Cristina prometió tomar una decisión sobre Boudou esta misma semana.
Funcionarios en ascenso
Para entender qué es lo que pasa por la cabeza de Cristina Kirchner, hay que mirar con atención el crecimiento de tres funcionarios, relacionados a tres áreas clave de la administración pública.
El primero de ellos es el repentinamente célebre Axel Kicillof, virtual viceministro de Economía y con acceso casi directo al despacho de la Presidenta. En estas horas, las desconfianzas principales de ministros y secretarios se sustentan, no tanto en la cercanía de este al calor oficial —algo de lo que ellos carecen, a pesar de sus incesantes muestras de obsecuencia y alineamiento— sino más bien a sus ideas económicas, peligrosamente cercanas al socialismo del siglo XXI de Hugo Chávez. ¿Es el anticipo de la economía que viene?
Otro de los que se encuentra en franco ascenso es Sergio Berni, poderoso secretario de Seguridad y casi seguro reemplazante de Nilda Garré en el ministerio ad hoc. Sus pergaminos deben buscarse en Santa Cruz, donde supo descomprimir manifestaciones populares de manera éticamente dudosa. En verdad, no debe irse tan lejos: solo debe reconstruirse lo ocurrido en torno al escándalo en el Parque Indoamericano a fines del año 2010. Allí, merced a una bolsa llena de millones de pesos, Berni supo "comprar" la solución a todos los problemas.
La tercera estrella en el cenit oficial es Beatríz Korenfeld, pingüina de pura cepa, hoy a cargo de la Administración de Programas Especiales del Ministerio de Salud. Ese bastión supo ser una de las principales cajas del moyanismo en los últimos años, pero ha sido cooptada por el oficialismo en toda su dimensión —a punto tal que han eyectado de sus cargos a todos los funcionarios que respondìan al camionero— a efectos de morigerar la crisis financiera que ya se vive en la Argentina.
Como puede apreciarse, los ejes que preocupan hoy al oficialismo son tres: la economía, las protestas sociales y el financiamiento de la política.
Mientras tanto, en la Argentina real ocurren situaciones que denotan lo que vendrá. Informes privados hablan de la preocupación de las empresas privadas radicadas en el país por la injerencia oficial, no solo a través del freno a las importaciones, sino también a las decisiones "soberanas" surgidas de sus propias asambleas de accionistas. Tal el caso de la utilización de las regalías o la comercialización de dólares.
Un ejemplo concreto del enojo empresario: el frigorífico brasileño JBS anticipó que se irá de la Argentina, ya que, según su titular Wesley Batista, el gobierno está "masacrando" a la industria
Por si fuera poco, hay dos botones de muestra de la crisis que ya llegó para quedarse: el Indec debió admitir que cayó la industria un 0,8% tras 28 meses de variación positiva, y el gobierno reveló que destinará cerca de U$S 10 mil millones para importar combustible solo durante el primer semestre de 2012. Es casi el doble de lo que se gastó durante todo el año 2011 a los mismos efectos.
Frente a este panorama, resta preguntarse cómo harán los propagandistas K para seguir defendiendo un modelo que ha demostrado hacer agua por los agujeros del propio oficialismo.