Aníbal Fernández lo admitió finalmente: la reforma constitucional para incorporar la re-reelección presidencial "no está en la agenda" del Gobierno. Es la misma verdad que Tribuna de Periodistas reveló en abril pasado, en la misma nota en la que anticipó que el Gobierno empezaba a medir a Máximo Kirchner para imponerlo como candidato.
En rigor de verdad, Cristina Kirchner ya advirtió a sus allegados que no tiene la más mínima intención de seguir allende 2015. "Sin Néstor, es imposible mantener todos los frentes calmados al mismo tiempo", le aseguró, por caso, a su mano derecha, Carlos "Chino" Zannini.
El desgaste de poder que hoy sufre la Presidenta, empieza a hacerse visible en la irritación que muestra en sus últimas apariciones públicas. Los ministros y secretarios que la acompañan ostentan reverencial temor cada vez que ella habla en público: nadie sabe a quién le tocará en turno ser levantado en peso.
"Cuanto más se deteriora la situación económica, más insoportable se pone", advirtió esta semana un poderoso secretario de segunda línea; el mismo que anticipó a TDP las intenciones de la mandataria de adelantar los comicios legislativos de 2013. "Lo peor es que no se hace cargo de nada, para ella la culpa de todo es del mundo en crisis y de los funcionarios que no hacen lo que ella pide", agregó.
En el marco de esa espiral de malhumor, esta semana Cristina recibió una noticia que la enfureció aún más: fue cuando se enteró de la reactivación de la causa judicial que pesa sobre su otrora favorito, Amado Boudou.
Es que, el fiscal Jorge Di Lello dio a conocer una serie de medias de prueba que pidió al juez Ariel Lijo; entre otras cosas, quiere saber a nombre de quién están las cuentas de la ex Ciccone Calcográfica a través de las cuales el Estado le paga por imprimir billetes de 100 pesos. En buen romance, el funcionario cree que, a través de la ruta del dinero, puede llegar a desentrañar los detalles que hasta hoy le fueron esquivos, principalmente quién ha sido el financista que cubrió la deuda de la rebautizada Compañía Sudamericana de Valores.
Un dato: Cristina se enteró de la avanzada de Di Lello horas antes de que trascendiera a la prensa. Esta vez, en contraposición a las anteriores, dio vía libre a los medios oficialistas para que se explayaran al respecto. Lo publicado por Página/12 el pasado jueves 14 de junio es prueba de ello.
A diferencia de lo ocurrido a principios de abril, cuando Boudou logró que removieran a varios funcionarios judiciales —incluido el ex procurador Esteban Righi—, ahora Cristina no está dispuesta a tolerar el duro cuestionamiento público que sufrió en esos días por haber colaborado en la embestida del vice contra el republicanismo vernáculo.
Es por ello que la titular del Ejecutivo le pidió a su compañero de fórmula que diera la cara y se pusiera a disposición de la Justicia. Ello explica asimismo el por qué del cambio de estrategia del funcionario: "Lo que le interesa a Boudou es que en esta causa se haga todo lo que se tenga que hacer", aseguró su abogado, Diego Pirota, justo antes de agregar que lo que busca su defendido es una "investigación lo más amplia posible". ¿Cómo creer que alguien pueda dar semejante giro conductual? ¿Qué cambió entre la virulencia de abril y la pasividad de estos días ante el mismo adverso frente judicial?
Principalmente, lo que ha mutado es el humor de Cristina, quien parece haber elegido al ascendente Axel Kicillof como reemplazante del lugar que dejó vacante Boudou. Ese relegamiento pudo verse claramente esta semana, cuando se anunció el plan "Procrear del Bicentenario": mientras el viceministro de Economía se lucía en su exposición, el Vicepresidente aparecía opacado en un perdido rincón del mismo salón.
La propia Presidenta obvió mencionarlo a la hora de hacer un racconto de los funcionarios que la acompañaban en esa exposición. Uno por uno, pronunció los nombres de todos sus funcionarios... hasta que llegó el turno del vice.
No es algo nuevo: la relación entre Cristina y Boudou viene sufriendo una persistente erosión desde hace meses. Debe recordarse a ese respecto que, en diciembre pasado, la Presidenta trató en duros términos al vice y hasta lo llamó "concheto de Puerto Madero".
Lo hizo luego de detectar, a través de una oportuna intervención telefónica de la SIDE, que él la había denominado previamente "concheta de La Plata".
Preocupaciones y complicaciones del vice
Como publicó oportunamente Tribuna de Periodistas, el mínimo examen del crecimiento patrimonial de Boudou depararía más de una sorpresa. No solo el vice no puede justificar su enriquecimiento personal en los últimos cuatro años: a su derredor aparecen una veintena de personajes y sociedades sospechadas de estar vinculadas al delito de lavado de dinero.
Si hubiera que buscar un año como disparador de la buena fortuna del funcionario, este sería 2008. En esos días, ocurrieron tres hechos que no están desvinculados entre sí: Boudou empezó a pergeñar la confección de sociedades anónimas de diversa índole, comenzó a frecuentar a Cristina Kircnner y fue coronado como titular de la Anses.
A partir de entonces, empezó a amasar una cuantiosa fortuna, dejando atrás años de privaciones personales y deudas de diversa índole. Las incongruencias del vice las plasmó este cronista el pasado 17 de mayo:
El primer llamado de atención apareció a través de la declaración jurada que el propio vice presentó ante la Oficina Anticorrupción (OA) en el año 2010: allí quedó reflejado que su patrimonio aumentó, en solo cuatro años, a $1.466.030. ¿Cómo logró semejante milagro?
Nadie lo sabe, aunque el propio Boudou deberá explicarlo a la Justicia en el marco de la denuncia por enriquecimiento ilícito que enfrenta en estas horas. También tendrá que dar cuenta de cómo logró multiplicar sus ahorros en dólares y multiplicarlos hasta la friolera de 145 mil billetes verdes.
La única explicación que da el vice para justificar su crecimiento patrimonial tiene que ver con dividendos que le habrían dejado supuestas inversiones inmobiliarias a través de una sospechosa sociedad denominada Hábitat Natural, la cual integra junto a Núñez Carmona.
Aparte de esa firma, el foco debe ponerse sobre la empresa Aspen, también integrada por Boudou y hoy bajo sospecha judicial.
Es que, en el año 2010, el vice declaró a la OA que su paquete accionario —posee el 50% de esa sociedad— ascendía a $6.000. Sin embargo, en el rubro ingresos admitió dividendos por la misma firma que alcanzan los $190.000.
No es la única incongruencia que el funcionario deberá explicar: una operación sospechosa se cierne sobre la referida Hábitat Natural, adquirida por el vice el 10 de septiembre de 2010. La empresa fue creada poco antes, el 9 de agosto, y el 1° de marzo de 2011 su capital social pasó de 40 mil pesos a $720.000. ¿Quién puso esa diferencia dineraria?
Independientemente de las sociedades en sí, Boudou ha acumulado a lo largo de los años onerosos bienes que nadie sabe cómo ha podido adquirir: una moto BMW ADV cotizada en 91 mil pesos, un Fiat Adventure 0 km —que dice haber pagado $110.750—, una moto Harley Davidson, un coche marca Audi y un viejo Honda Civic. Por este último vehículo, el vice debió enfrentar otro problema judicial, pero ese es un capítulo aparte.
Además, Boudou tiene un departamento en Puerto Madero comprado en 2008 a $673.200. Es el que fue allanado por el ahora apartado fiscal Carlos Rívolo, donde se encontraron pruebas de sus vínculos con el fantasmal Alejandro Vandenbroele.
En rigor, según su propia declaración jurada del año 2010 —es la última que presentó—, su principal ingreso ha sido el que le dejó su salario como funcionario del Estado Nacional, lo cual le permitió embolsar cerca de 300 mil pesos durante ese período. Como puede verse, los números no cierran.
Todo lo dicho explica el eclipse que vive en estas horas el Vicepresidente, quien repentinamente pasó de la "recusación contra todos" a la aceptación pasiva del inevitable camino de la Justicia.
Este viernes pudo verse una postal de esa misma decadencia: mientras Cristina paseaba por Estados Unidos y se reunía con empresarios de grandes multinacionales, Boudou participaba de un acto de la Prefectura Naval. Fue bien lejos de allí: en la simpleza del barrio de La Boca.
Christian Sanz
Twitter: @cesanz1