Dr. Eugenio Raúl Zaffaroni: Me permito escribirle estas líneas en relación a la curiosa entrevista que usted le otorgara a diario Página/12 este sábado.
Allí, entre otros conceptos, usted aseguró que el procesamiento del vicepresidente Amado Boudou por irregularidades en la documentación de un auto "es exagerado".
Por si fuera poco, usted aseveró sin ponerse colorado que "hay causas (contra funcionarios) que parecen bastante groseras".
¿Le parece que es así, Zaffaroni? ¿Cree realmente que el vicepresidente no merece ser procesado por haber cometido un delito que está contemplado en el Código Penal?
Hay que tener descaro, y mucho, para defender a Boudou, el funcionario más corrupto del gobierno de Cristina Kirchner. Pocos dentro del Poder Ejecutivo se animan a semejante defensa del vice.
Pero eso no es todo. Usted, Zaffaroni, llegó a asegurar que existe una suerte de “terrorismo de medios” que está empeñado “en montar un aparato represivo fuerte”. ¿Estaba usted en su sano juicio cuando hizo semejante afirmación? ¿Sabía acaso que el gobierno maneja más del 80% de los medios de manera directa o indirecta?
Relacionar a los medios con la represión es de una hijaputez sorprendente, especialmente en un país en el cual aún prevalecen frescas las huellas de una de las dictaduras más sangrientas de la historia.
Ello sin mencionar que más de 100 periodistas fueron desaparecidos en esos ingratos días de represión militar.
Sinceramente, Zaffaroni, por más que lo intento, no logro entender cómo alguien puede hacer semejante comentario, desacertado por demás.
Usted, que juró ante los estatutos de esa misma dictadura militar; que rechazó todos y cada uno de los habeas corpus que le acercaron cuando era juez en esos oscuros días.
Usted, usted… con todo respeto, Zaffaroni, usted es un verdadero caradura. Un hipócrita de la peor calaña.
Leer las cosas que usted dijo en la entrevista de Página/12 hacen que uno se sienta asqueado. “Hay un sector del Poder Judicial que está alineado con Clarín”, aseguró. ¿Es un chiste?
¿Por qué no hablamos de los jueces como Norberto Oyarbide, Servini de Cubría y otros que son permeables a la influencia del Ejecutivo nacional? ¿Por qué no mencionar a aquellos magistrados que son apretados a través de carpetazos y videos que revelan sus vidas privadas?
¿Hace falta que le diga quiénes son los que coaccionan a esos jueces, los Javier Fernández, los Julián Álvarez, los Juan Martín Mena?
Usted no habla de eso, porque no le conviene. Como tampoco le conviene que los medios recuerden que usted regentea prostíbulos en la Capital Federal a través de su testaferro y vocero, Ricardo Montivero. Eso, Zaffaroni, también es un delito penal, siempre de acuerdo al artículo 125 del Código Penal.
Mucho más podría decirle, pero no pienso gastar mi tiempo con usted. No lo merece.
Solo usted puede defender a un gobierno que ostenta el mayor grado de corrupción de la historia argentina, con una presidenta que no puede explicar cómo hizo para que su patrimonio crezca 3.540% en apenas 8 años.
¿No se pregunta usted, Zaffaroni, por qué la mitad de los funcionarios del Ejecutivo tienen causas por tráfico de drogas? ¿No lo inquieta conocer cómo hizo la otra mitad para enriquecerse como lo hizo, mientras la sociedad se empobrece más y más?
Haga lo que le parezca, pero nunca olvide, Zaffaroni, la frase de la cantante Joan Baez: “Si no peleas para acabar con la corrupción y la podredumbre, acabarás formando parte de ella”.