Finalmente, ocurrió lo que se preveía: Florencio Randazzo, declinó su precandidatura presidencial y tampoco aceptó postularse para la gobernación bonaerense.
El anunció lo hizo esta misma mañana Aníbal Fernández, no sin cierto regocijo: la mera posibilidad de que el ministro del Interior y Transporte pusiera un pie en territorio bonaerense ponía en peligro los planes del jefe de Gabinete de Ministros, quien intenta copar el Ejecutivo de la provincia más poblada del país.
A pesar de todo, Fernández le regaló una caricia a Randazzo al destacar que ha desarrollado una tarea "altamente exitosa y eficaz". Es lo menos que merecía el ahora excandidato luego de correrse del medio de la carrera electoral de Buenos Aires.
Como sea, el corrimiento del mandamás de la cartera de Transporte deja a Daniel Scioli como único postulante del Frente para la Victoria para suceder a Cristina Kirchner.
En realidad, la verdadera jugada maestra, el puntapié inicial de lo que hoy se conoció, se inició el martes pasado, cuando el hoy gobernador bonaerense confesó que su compañero de fórmula sería Carlos “Chino” Zannini, ni más ni menos que el creador de lo que hoy se conoce como kirchnerismo.
La movida descolocó a propios y ajenos, aunque algo debe revelarse a esta altura: la que imaginó toda la situación fue la propia Cristina Kirchner.
Fue ella quien pensó en Zannini como compañero de Scioli —obviamente para cercar su propio gobierno— y también la que le pidió ayer a Randazzo que declinara su candidatura presidencial.
Este último pensó en competir en la provincia —se lo dijo ayer a sus colaboradores—, pero el siempre eficaz Aníbal lo convenció de lo inconveniente de hacerlo. Ahora, Randazzo se quedó sin nada: ni su eventual candidatura a presidente, ni siquiera a gobernador.
El gran ganador es Scioli y, más claramente, Cristina. Ambos sueñan que la incorporación de Zannini sumará los votos de los kirchneristas “puros” a los ya acopiados por el gobernador, de tono más moderado.
Al mismo tiempo, con la baja de Randazzo de la competencia, se perderá la eventual polarización entre este y Scioli. Mejor imposible.
Los únicos preocupados en estas horas, son los empresarios —principalmente los que pertenecen al denominado "Círculo Rojo"—, quienes temen ante los "estragos" de la continuidad del “modelo” kirchnerista.
Por caso, la bendición de Zannini como compañero de Scioli no cayó bien ayer en la City. Esto quedó reflejado en los números rojos tanto de la plaza porteña como del mercado neoyorquino.
Como colofón, queda mencionar que el oficialismo está dispuesto a quedarse a como sea en el poder. La oposición, mientras tanto, sigue en veremos. Ello explica todo.