Las horas de Julio De Vido corren con inusitado frenesí. Luego de ser desaforado y a punto de ir preso, —dos jueces han pedido que purgue prisión—, el exministro de Planificación Federal del kirchnerismo se debate entre "cantar" y proteger a sus socios políticos, principalmente Cristina Kirchner.
Ello ocurre en Buenos Aires, lugar donde Dios suele tener su consultorio. ¿Dónde sino?
No obstante lo dicho, en Mendoza hay una trama que transcurre en paralelo y que también complica a De Vido, a través de un grupo de supuestos testaferros de apellido Vignati, harto conocidos en Santa Fe.
Antes de explicarlo en detalle, es necesario poner en contexto ciertas cuestiones, ya reveladas oportunamente por este portal pero que hoy cobran inusitada relevancia.
¿Quién no recuerda los grandes negociados entre Argentina y Venezuela en el marco de la denominada "embajada paralela"? Miles de millones de dólares fueron y vinieron de un lado a otro con la connivencia de poderosos funcionarios del kirchnerismo y en obvio detrimento de la sociedad.
Muchos de los nombres de los implicados son conocidos —los De Vido, los Olasagasti, los Uberti—, pero algunos otros no. Son esos que se mueven por lo subrepticio, siempre dentro de ese submundo de la corrupción a alta escala.
Lo curioso es que muchos de esos personajes reaparecieron en los últimos tiempos en una trama que involucra a Mendoza y su hotel más importante.
Para entender la trama hay que retrotraerse al 26 de julio de 2016. Ese día, TDP reveló los detalles del ingreso accionario al hotel Hyatt de Mendoza por parte de una sociedad integrada por un grupo de hermanos santafecinos de apellido Vignati.
Se trata de un clan que pasó, en pocos años, a ostentar una considerable fortuna… de la nada. En 2009, eran una familia del montón; en la actualidad, despuntan en lucrativas actividades petroleras y dicen poseer la más completa colección de camisetas de fútbol de todo el mundo.
Su crecimiento llegó de la mano de los millonarios —y siempre suspicaces— negocios con Venezuela, a los cuales los Vignati llegaron de la mano de Julio De Vido, de quienes se presume que son sus testaferros. Acaso, al menos, a uno de ellos: Roberto Antonio, el mayor del grupo familiar.
Como sea, allí aparece la sombra del hombre clave, el eslabón que debe investigar la justicia para llegar a conectar todas las piezas del rompecabezas que conecta la ruta de los negocios entre Buenos Aires y Caracas.
Se trata del abogado Horacio Damián Díaz Sieiro, “asesor” de personajes de la talla de Cristóbal López y Lázaro Báez, entre otros, en negocios en Caracas, Panamá, Miami, Hong Kong y China.
Otro de los que desarrolló suspicaces negocios con Díaz Sieiro es Juan José Levy, hoy investigado en el contexto de la “diplomacia paralela” que se dio entre Argentina y Venezuela durante la era K. Los lazos de este último con De Vido lo exponen de manera clara, en ese y otros negocios.
Levy admite que conoce a Olazagasti y a Díaz Sieiro, pero minimiza sus roles y niega que el primero de ellos -quien luego pasó por la ex SIDE-, haya sido quien le abrió las puertas en Caracas.
Como puede verse, la figura del exministro de Planificación Federal aparece de manera insistente. De ahí las sospechas de que, detrás de una parte del Hyatt mendocino, esté la figura del otrora funcionario del kirchnerismo.
Ello cobra fuerza cuando se pone el foco en la firma Regent Casino Management SA, escriturada el 1º de octubre de 2015.
Sus socios son Roberto Antonio Vignati, Díaz Sieiro y María Eugenia Vignati. Allí, el objeto es claro: “La dirección, administración, management, consultoría y asesoramiento relacionado con los juegos de azar, tragamonedas, bingos, casinos tradicionales o electrónicos y juegos de cartas como black jack, poker, etc. b) La creación, soporte, mantenimiento de software para juegos de azar, tragamonedas, bingos, casinos tradicionales o electrónicos y juegos de cartas electrónicos como black jack, póker”.
Como ya se mencionó, todos los involucrados gravitan alrededor de la órbita de De Vido, principalmente Levy, los Vignati y Díaz Sieiro, a la sazón eficaz operador judicial. Todos ellos, a su vez, en relación con los negocios caraqueños.
El periodista Hugo Alconoda Mon explicó parte de esos lazos: “Levy se movía junto a su hermano mayor Carlos y junto a dos figuras habituales a la hora de lidiar con Venezuela: el primero fue José María Olazagasti, entonces secretario de De Vido, señalado como responsable de la diplomacia paralela en cables confidenciales de la Cancillería argentina. El segundo es el abogado Horacio Díaz Sieiro, con quien desarrolló negocios en Caracas, Panamá, Miami, Hong Kong y China”.
Horacio Díaz Sieiro es abogado tributarista e hijo del célebre Vicente Oscar Díaz, del que se encuentra distanciado.
En la misma nota, se vincula a Lázaro Báez con el financista Ernesto Clarens como parte de un entramado más complejo, “en el que también aparecen otros nombres sensibles, como el responsable de la regional Sur Metropolitana de la AFIP, Andrés Vázquez, y el tributarista Horacio Díaz Sieiro”.
Colofón
Ya se habló in extenso de los hermanos Vignati, no solo desde este portal sino también a través de otros medios de prensa. Por caso, uno de ellos ganó este domingo la intendencia en la pequeña comuna santafesina de Arteaga.
Lo curioso no es ello, sino su aparición en medio de una sociedad que hoy controla el Hyatt de Mendoza. Si a ello se suma la existencia de Díaz Sieiro, a quien siempre se mencionó como un simple “gestor” y que terminó siendo accionista de la firma que controla ese hotel, la cuestión se vuelve más espesa.
Los hermanos enriquecidos son Roberto Vignati (38 años) es el mayor de cinco hermanos: María Isabel (36), Julián (35), Gabriel (33) y María Eugenia (32).
Si es el propio De Vido el que está detrás de toda la operación, las preguntas surgen inevitables: ¿Para qué lo hizo? ¿Por qué se interesó en la compra de un oneroso hotel, uno de los obligados vehículos del lavado de dinero?
Frente a todo lo revelado, comenzó a gestarse en ciertos estamentos de Mendoza cierta inquietud. Por caso, el Instituto de Juegos y Casinos analizó oportunamente los detalles del contrato que el Hyatt —y el casino Regency— refrendaron con la sociedad Regent Casino Management.
El resultado que arrojó tal análisis refiere al eventual delito de blanqueo de capitales y podría configurar una de las causas más complicadas para De Vido. Una suerte de caja de pandora que permitiría entender de qué manera se ocultaron los rastros de la corrupción K.