El vocero de la Armada Argentina, capitán de navío Enrique Balbi, acaba de admitir que habría explotado el submarino ARA San Juan hace ocho días, al momento de desaparecer.
De acuerdo al uniformado, se recibió la información a través del embajador argentino en Austria de que "hubo un evento anómalo, singular, corto, violento y no nuclear consistente con una explosión".
Esta revelación abre nuevos y urgentes interrogantes: ¿Desde cuándo se sabía sobre ese hecho? ¿Por qué recién se lo dio a conocer hoy? ¿Qué llevó ayer a hablar de "anomalía hidroacústica" sin más precisiones?
También surgen preguntas anacrónicas: ¿Qué se reparó específicamente en el ARA San Juan el 27 de septiembre de 2011, en el marco del célebre acto de CFK cuyo video trascendió en las últimas horas? ¿Es cierto que nunca se cambiaron las baterías, como se dijo, sino que se "replacaron", como indica el siguiente documento? Si así fuera, alguien tendrá que explicar adónde fueron a parar los 100 millones de pesos que el entonces ministro Agustín Rossi había destinado a esos efectos en su momento.
No solo el kirchnerismo está complicado. Lo propio debería hacer el macrismo, que en 2016 aseguró que había hecho una reparación de media vida del mismo submarino. El siguiente documento lo demuestra:
Dicho sea de paso, hay otro punto viscoso: Balbi reveló hoy que los datos que enviaron desde Austria "coinciden con la información de Estados Unidos y agencia de otros países". ¿Cuándo llegó esa información y qué decía exactamente?
En este contexto, de creciente suspicacia, habló la esposa de uno de los tripulantes y reveló que "en 2014 ya hubo una falla en el mar y pensaron lo peor".
Si el dato se confirmara, significa que estaríamos ante una tragedia similar a la de Once, en la que murieron 51 personas por culpa de la falta de mantenimiento de los trenes en épocas del kirchnerismo. Por lo pronto, se pueden concluir varias cuestiones:
-No hubo información clara y concisa desde un principio por parte de la Armada.
-Hubo ocultamiento de datos por parte de esa fuerza respecto del Ministerio de Defensa y la Prefectura.
-El vocero de la Armada no fue claro en los partes de prensa que dio a lo largo de los últimos días.
-No se permitió a los familiares de los tripulantes acceder a información de primera mano, aún cuando se mostraron razonablemente desesperados.
Amén de lo antedicho, queda mucho por aclarar. Por lo pronto, hay una única realidad: el ARA San Juan no salió a superficie y no hay señales de vida.
Todo lo demás, por ahora, es accesorio.