Da a entender que se postulará, pero no lo dice con todas las letras. De hecho, mira para otro lado cuando se lo preguntan de manera directa y concisa.
“¿Será candidata a presidenta en 2019?”, le preguntan puntuales cronistas, sin suerte. Ella solo atina a sonreír. Acto seguido, cambia de tema.
Cristina Kirchner es la mejor jugadora de póker. Sabe cuándo y cómo hablar, pero, más aún, sabe cuándo debe callar. Habla sí, pero solo con sus más íntimos. Un círculo de confianza que integran menos de 10 personas.
A la cabeza de sus infidentes se encuentran dos exfuncionarios del kirchnerismo, Carlos Zannini y Alberto Fernández. Allí abreva también Oscar Parrilli, pero más que nada como confidente de la expresidenta. Aquel que prestará el oído cada vez que esta última quiera vomitar sus broncas.
En los casos de Zannini y Fernández, la situación es totalmente diferente. Ambos están abocados al armado que intenta llevar adelante la otrora presidenta. Lo hacen “en condicional”, como explicó una fuente del kirchnerismo a este cronista.
“Tiran líneas por todos lados, pero no dicen que Cristina será candidata, sino que buscar armar un conglomerado político. Que no tienen un candidato confirmado todavía”, advirtió el informante de marras, uno de los pocos cercanos al círculo más íntimo de CFK.
No obstante, confirmó que la expresidenta sí se presentará: “Sí, es un hecho. Pero no lo hace porque le interese realmente sino por necesidad. Teme por las causas judiciales, pero sobre todo por Florencia, su hija. Máximo tiene fueros pero ella no”.
Como sea, por los motivos que sean, lo relevante es que Cristina competirá en 2019 contra Mauricio Macri, dato que fue confirmado también por dos fuentes de La Cámpora, una de ellas de la provincia de Mendoza.
“No está del todo segura, porque sabe que heredará una economía complicada, pero ya nos dijo que hará lo que tiene que hacer”, dijo este último informante a quien escribe estas líneas.
El tema económico es un tópico en sí mismo, casi excluyente a la hora de decidir si presentarse o no. Por ese motivo, la exjefa de Estado se encuentra en secreto, desde hace unos días, con Guillermo Nielsen.
Las reuniones se dan en el segundo piso del Instituto Patria, una suerte de neo bunker de campaña de CFK. “Lo que más le interesa a Cristina es saber si explotará, o no, la economía en caso de ser la vencedora de las elecciones del año que viene, como dicen algunos medios”, dijo uno de los consultados.
En ese contexto, la elección de Nielsen no parece casual. Amén de tratarse de un hombre con clara ideología liberal, es quien supo ser secretario de Finanzas de Néstor Kirchner y embajador argentino en Alemania de la propia Cristina.
Encuestas y algo más
Una de las encuestas que convenció a Cristina de presentarse en 2019 para disputar la presidencia de la Nación es aquella que realizó la consultora Federico González y Asociados, que fue replicada por los principales medios de comunicación.
Se trata de una medición a pedido de la expresidenta, que solo se ha enfocado en la intención de voto en la provincia de Buenos Aires, más puntualmente en el primer y segundo cordón del conurbano.
No obstante, sus resultados no son algo menor: ¿No se trata acaso del distrito más importante de la Argentina? ¿No es donde se terminan dirimiendo las grandes elecciones?
Como sea, del estudio en cuestión surgen los siguientes datos, todos de alta relevancia:
1. En un escenario donde eventualmente se presentara, Cristina Kirchner encabeza la intención de voto con 30,9%, superando a Mauricio Macri, que alcanzaría 27,1%.
2. En ese escenario, Sergio Massa, más alejado, se ubica tercero con 15.1%.
3. Al analizar los resultados por agrupación política se revela que un hipotético frente kirchnerista se ubicaría primero (32.2%), aventajando a Cambiemos (27,1%) y relegando al Peronismo Federal a un tercer lugar (18%).
4. En un escenario sin Cristina (y en su lugar, Axel Kicillof), Macri encabezaría la intención de voto con 25,9%, seguido por Massa con un 19.7%.
5. En este escenario el orden de las agrupaciones cambia su signo, ya que Cambiemos treparía al primer lugar (25.9%), el Peronismo Federal al segundo (24%) y el espacio kirchnerista quedaría relegado a un tercer lugar.
Los puntos 4 y 5 son los que terminaron de convencer a Cristina, que hasta ese momento especulaba con la posibilidad de presentar a un “delfín” de su propio riñón. Entre otros, los nombres que barajó la exmandataria, fueron los de Felipe Solá, Agustín Rossi y el mismísimo Kicillof.
Sin embargo, el dato más sustancial fue el que arrojó el primero de los puntos. Aquel que muestra una clara ventaja de la estampa de CFK por sobre la de Macri.
Ello explica la atracción —y tracción— que ha generado su figura respecto de otros movimientos políticos partidarios. "Estamos trabajando por un gran frente que incluye a Cristina", reconoció esta misma semana el referente de Proyecto Sur Fernando “Pino” Solanas. Como puede verse, los operadores de Cristina se mueven a la velocidad de la luz.
En los días subsiguientes se conocerán nuevos “acercamientos” hacia el cristinismo. Será más por la acción de Alberto Fernández que por trabajo de Zannini.
No es menor el hecho de que el exjefe de Gabinete del kirchnerismo —Fernández— haya tenido profundos contactos políticos con referentes de otras agrupaciones, como Sergio Massa y Florencio Randazzo. ¿Quién mejor para refrendar puntuales acercamientos con esas y otras fuerzas políticas?
Entretanto Cristina sigue construyendo su propia candidatura, debe prestarse atención a lo ocurrido en las últimas horas, un encuentro público entre el presidente del Partido Justicialista, José Luis Gioja, con el líder de la CTEP, Juan Grabois.
Lo que allí se acordó no es menor: profundizar el vínculo entre el peronismo institucional y los movimientos sociales.
Está a la vista que, lo que viene, será para alquilar balcones.