“Aprendí la diferencia entre y juego y el azar: quién te mira y quién se entrega… Nada de esto fue un error”. Coti Sorokin
Ciertamente, las palabras de Axel Kicillof justificando la “pequeña” comercialización de drogas sorprendieron a propios y ajenos. Sonó a defensa de los pequeños vendedores de estupefacientes, aquellos que se encuentran en la base de la pirámide del narcotráfico.
¿Fue un acto fallido, una frase malinterpretada o el real pensamiento del exministro de Economía de Cristina? Más aún: ¿Es su forma de ver el tópico de los narcóticos o la idea que tiene sobre la misma problemática el kirchnerismo en general?
Mi amigo Claudio Izaguirre no duda: “Lo que viene es la liberalización de la venta de drogas y la restricción del tratamiento de las personas adictas”, me dijo esta mañana de lunes.
No es cualquier persona, sino el presidente de la prestigiosa Asociación Antidrogas de la República Argentina. “Están convirtiendo al país en una narco-república”, insiste en decirme. Y me recuerda que al principio de su campaña Alberto Fernández hablaba de la liberalización de las drogas.
Entonces, recuerdo puntuales hechos que involucraron al kirchnerato y nada parece coincidencia. Los vínculos del exjefe de Gabinete Aníbal Fernández con el tráfico de estupefacientes, el blanqueo de dinero narco en la campaña de Cristina en el año 2007 e incluso la recaudación de campaña de Eduardo Duhalde en 1999 con fondos del cartel de Juárez por parte de… Alberto Fernández.
De pronto, nada parece casualidad. Todo empieza a cerrar. Porque no hay manera de que a estos tipos siempre les aparezcan vínculos con las drogas. Una y otra vez, sin solución de continuidad.
Mencionarlo me ha costado varias demandas penales, provenientes de funcionarios K, dos de ellas provenientes del siempre inefable Aníbal. Dicho sea de paso, le gané ambas querellas.
Y no se trata solo de cuestiones relacionadas a los narcóticos. Detrás siempre aparece el crimen organizado. No lo digo yo, lo dicen los especialistas más reputados del mundo.
En Argentina, ello se vivió cabalmente en agosto de 2008, cuando fueron acribillados a balazos Sebastián Forza, Damián Ferrón y Leopoldo Bina. No fue el único caso, aunque sí el más elocuente. Lo viví de cerca, por haber entrevistado a Forza antes de ser asesinado.
En lo personal, no quiero el regreso de toda esa runfla. Me trae el peor de los recuerdos.
Por eso, si tenía alguna duda respecto de mi voto en octubre, Kicillof acaba de despejarme todas las incertidumbres…