Hace una semana, se conoció el hallazgo de más de 12 millones de vacunas vencidas, presuntamente “abandonadas” durante el gobierno de Cambiemos. Se trató de varias partidas por un valor de 1.400 millones de pesos que fueron halladas en un frigorífico porteño.
Mucho se dijo al respecto, incluso se arrojaron acusaciones mutuas desde el oficialismo y la oposición. Lo que no se discutió fue el fondo de la cuestión, aquello que provocó que ocurriera lo que ocurrió. Un negociado que arrancó en el año 2009: en esos días, se decidió incluir la vacuna antigripal en el calendario obligatorio de vacunación.
Ello después de firmar un convenio de exclusividad por 10 años con el consorcio Sinergium Biotech, perteneciente al siempre sospechado empresario Hugo Sigman.
El acuerdo superó en estos años los US$ 500 millones y lo suscribió en 2010 el entonces ministro de Salud, Juan Manzur. Quien se benefició fue Sigman, el mismo que elaborará en el país una de las vacunas en carrera para el Covid-19.
Es curioso, porque todo tiene que ver con todo: Manzur es un histórico amigo de Sigman, este último fue un gran aportante de la campaña de Alberto Fernández y, en consecuencia, se convirtió en el gran beneficiado por los contratos del Ministerio de Salud de la Nación.
Pero nadie habla de Sigman, porque es el gran “aportante” de los grandes medios. A su vez, aquellos que no reciben sus “beneficios”, le temen. Porque es un gran litigante contra quienes osan señalar sus desaguisados, aunque sea mínimamente.
No obstante, es la pata obligada a la hora de hablar del escándalo de las vacunas. Porque, ¿cuál es el acuerdo secreto para que Sigman sea siempre el gran beneficiado en los grandes negocios del Estado en lo que a Salud refiere?
“Es el nuevo Yabrán”, dijo en su momento a este cronista una fuente que supo trabajar con él, en un relevante cargo directivo. Y no se equivocó: porque Alfredo Yabrán tiene todo un significado… y un significante.
Ya sea por sus comienzos como testaferro de terceros, ya sea por sus vínculos con la política, ya sea por sus aportes a puntuales campañas políticas, ya sea por sus lazos con el narcotráfico.
“Es intocable este muchacho”, insiste el informante al hablar sobre Sigman. Y no se equivoca.
Pero va aún más allá y se anima a hablar sobre el ya mencionado hallazgo de las vacunas: “No me sorprende, porque siempre compraron 12 millones sabiendo que se vacunan 8 millones aproximadamente. A Macri el primer año lo obligaron prácticamente a comprar los 12 millones. Después no me acuerdo si compró 10 o menos”.
Si el dato sorprende, más aún lo hará lo que sigue, también mencionado por la calificada fuente: “El tema crucial es que los ingresos de ese laboratorio dependen en un 90% de la compra de la vacuna de la gripe por parte del Estado”. Todo empieza a cerrar, ahora sí. Incluso la siguiente frase: “El tipo (Sigman) pone los ministros de Salud a su antojo”.
La ecuación es simple: el que tiene el poder de colocar a funcionarios de tal relevancia, también tiene la potestad implícita de beneficiarse con los negocios que se desarrollen en la misma cartera. Desde Manzur a la fecha, todos los ministros de Salud han sido puestos por Sigman, incluso los del macrismo.
“Otra que es empleada de él, que no le gustaba mucho quedar expuesta es Carla Vizzoti. Ahora se la ve en todos lados: ella firmaba las órdenes de compra por la vacuna de la gripe”, insiste el informante. Y ahora todo cierra aún más.
De pronto, el impacto de la revelación es superado por otro dato, inesperado: “Cuando asumió Macri fue todo un quilombo porque quisieron revisar el precio de la vacuna. Cuando la comparaban con el resto del mundo se le vendía carísimo al Estado. Recién ahí se negoció el precio, pero no se pudo negociar tanto por el poder de Hugo”.
Poder. Esa es la palabra clave. Porque Sigman es sinónimo en sí mismo de lo que es ser poderoso. Tópico que refiere a Yabrán, de nuevo. Porque el malogrado empresario postal lo definió mejor que nadie: “El poder es tener impunidad. Ser poderoso es ser un impune, un hombre al que no le llega nada (...) Para mí, un poderoso es el que consigue o tiene la posibilidad de conseguir una ventaja”.
¿No es acaso la mejor definición de Sigman, aquel que siempre zafa de todos los escándalos, incluso de aquellas dos veces en las que sendos contenedores de efedrina que iban camino a México lo complicaban?
Se sabe cómo terminó Yabrán… habrá que ver cuál será el derrotero de Sigman.
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