Hace unos días, este periódico publicó un artículo de investigación que dejó en claro que Néstor Kirchner sabía que iba a fallecer al menos un mes antes del fatídico 27 de octubre pasado.
En ese marco, se hicieron públicos los dichos de varios referentes políticos que aseguraron que el ex Presidente de
Ahora, a esas palabras, se sumó en las últimas horas el dirigente peronista Antonio Cafiero, quien dejó a un medio de prensa una frase elocuente: “Creo que Kirchner sabía que se iba a morir”.
Esas palabras no hacen más que confirmar lo que ya habían admitido a este medio cuatro fuentes de información, una de las cuales es un poderoso ex funcionario; todos aseveraron que el santacruceño supo, al menos un mes antes, que no llegaría a noviembre.
Frente a ese panorama, al paso de los días, las especulaciones sobre su muerte, lejos de ir borrándose, se acrecientan más y más. En Santa Cruz, por caso, suena cada vez más poderosa la versión de un suicidio por parte de Kirchner.
Esto permitiría entender por qué se lo veló a cajón cerrado.
Hay que recordar que, en un principio, se dijo que el primer síntoma que tuvo Cristina del grave estado de Néstor lo dio su falta de ronquidos al dormir —de alguna manera, la pasividad de su propia quietud —, dato que jamás fue desmentido por funcionario oficial alguno; al contrario.
Sin embargo, cuando se cuestionó que el cajón velatorio estuviera cerrado, un importante ministro aseguró lo contrario: que al momento de sufrir el infarto, Kirchner chocó con su frente contra la mesa de luz y sufrió una herida. Según revista Noticias, por ese hecho, “la familia habría decidido no exponerlo con ese hematoma en el velatorio”.
Si se tiene en cuenta que uno de los médicos del hospital Formenti —donde estuvo internado el ex mandatario— aseguró que Néstor estaba en perfectas condiciones al momento de ingresar al nosocomio, la contradicción se vuelve insalvable (y sospechosa).
Esa misma discordancia se suma a las preguntas sin respuesta que se publicaron en este mismo medio a horas de que Kirchner hubiera fallecido.
Cabe interrogarse a ese respecto: ¿Alguien responderá alguna vez o se seguirán incrementando las incongruencias?