A pesar de que muchos se sorprendieron por la repentina detención del sindicalista Gerónimo Momo Venegas por parte del juez Norberto Oyarbide, ha habido una serie de indicios que dejaron al descubierto de alguna manera la estrategia que el magistrado se traía entre manos.
Son tópicos que suelen describir la conducta del juez y que se reiteran cada vez que está a punto de llevar adelante alguna medida a favor de algún funcionario oficial.
En general, el patrón es el siguiente: Oyarbide lleva adelante una serie de medidas grandilocuentes contra personajes relacionados al oficialismo —en general procesamientos a diestra y siniestra, pero sin prisión preventiva—, para luego beneficiar a algún funcionario K en problemas o para embestir contra los “enemigos del modelo”.
Los ejemplos sobran al respecto, aunque el más escandaloso ha sido cuando el juez sobreseyó al matrimonio Kirchner en el expediente que investigaba su supuesto enriquecimiento ilícito. Antes de tomar esa medida, Oyarbide llevó a cabo varias medidas de peso referidas a la mafia de los medicamentos.
En este caso, la situación no ha sido diferente. Por caso, a principios de diciembre de 2010, Tribuna de Periodistas anticipó el temor de Moyano a la eventual embestida del pequeño magistrado: “El temor más grande que hoy ostenta Moyano está referido a la figura que podría caberle a él mismo junto al referido Hendler (en el expediente de los remedios “truchos”). Se trata de la implacable ‘asociación ilícita’ que permite a
Posteriormente, el pasado 24 de diciembre, este mismo medio anticipó algo que hoy parece casi revelador: “Cada vez que el juez federal Norberto Oyarbide está a punto de sobreseer a algún funcionario del oficialismo de turno, hace todo un rito que lo deja en evidencia. Tiene que ver con su conducta de promover medidas efectistas y rimbombantes justo antes de liberar de culpa y cargo al eventual funcionario oficial.
En estos días ocurre algo similar, en el marco del avance judicial que el magistrado ostenta contra Ricardo Jaime y otros capitostes oficiales. Como cada año, muchos comienzan a creer que Oyarbide se ha vuelto independiente y se ilusionan con ver en prisión a los principales referentes oficiales investigados por él.”
Lo más increíble es que la medida terminó operando cual búmeran contra el propio kirchnerismo… y el juez terminó demostrando una vez más ser permeable al poder de turno.
En fin, mientras estas líneas terminan de escribirse, un oportuno incendio se ha desatado en el cuarto piso del edificio judicial de la calle Comodoro Py 2002, en la secretaría número 12 del juzgado federal número 7, interinamente a cargo de Oyarbide.
Por las dudas, ya se anticipó que solo “se quemaron papeles de la oficina de la secretaría privada” del juzgado, a cargo de Gustavo Russo.
¿Se habrá perdido algún expediente sensible el oficialismo? Por ahora no se sabe, pero ese dato será revelador para saber qué hay detrás de esta imprevista catástrofe.
Christian Sanz