Dicen que muchas veces la realidad supera a la ficción. Bien podría aplicarse esa máxima a la trama que investiga la desaparición y posterior muerte de Candela Rodríguez, donde se mezclan los negocios vinculados con la droga, los secuestros extorsivos, y hasta la existencia de bandas de policías y delincuentes que manejan los negocios más sucios del conurbano bonaerense.
A medida que los investigadores avanzan en la indagación del caso, el ovillo que conduce al nudo de la cuestión se vuelve más denso y puede verse claramente cómo la familia de la niña asesinada se ocupó de ocultar datos de relevancia. De la misma manera, ha quedado al desnudo el mal accionar policial, vinculado a la intención de encubrir su propia participación en la trama de marras. "Si fue un 'vuelto' es porque hicieron correr que soy buchón de la Federal", dijo en las últimas horas Lauriano Rodríguez, papá de Candela en un mensaje que dejó más dudas que certezas.
Según revela hoy diario Clarín, alrededor de este caso giran dos líneas de investigación: una sostiene que Rodríguez no sólo se quedó con parte de un botín –“un vuelto importante”, dicen, que podría haber impulsado una venganza– sino que además entregó a sus cómplices para pactar una pena menor en alguna de las causas donde fue condenado. "La otra línea es impulsada por él mismo, que ayer pidió ampliar su declaración ante el fiscal Marcelo Tavolaro para dar cinco nombres (serían de narcos de San Martín) y para hablar de las acusaciones de “buchón” que le hacen en el ambiente delictivo", asegura el matutino.
Independientemente de una u otra hipótesis, las miradas de los investigadores se han centrado en un solo lugar, la tristemente célebre Villa Korea, uno de los centros más importantes del narcotráfico de la zona oeste del conurbano, donde, desde hace décadas, se enfrentan dos familias: los Soria y los Barrera. No es casual que, tanto el padre de Candela como su abuelo sean oriundos de ese lugar.
Del primero de ellos habló Tribuna de Periodistas hace más de una semana. Se trata de Alfredo Lauriano Rodríguez, actualmente preso y condenado en dos causas: el Tribunal Oral N° 1 de Morón lo sentenció a tres años de prisión (pena unificada con la de otra causa de Mercedes) por “robo agravado de mercancías en tránsito” (piratería del asfalto); y en San Isidro, otro tribunal oral le impuso tres años y dos meses de cárcel por el mismo delito..
Allí es donde empieza a percibirse la pista policial, ya que la Justicia investiga una serie de secuestros que han comenzado a ocurrir a principios del año 2000 y que tiene como víctimas a narcotraficantes de la zona de San Martín. Se trata "de una banda especializada que los tiene como blanco y que cuenta con ex policías que les garantizan facilidad de movimientos", asegura Clarín.
Para el fiscal Marcelo Tavolaro, la muerte de Candela estaría relacionada con esta trama, donde operan bandas mixtas de policías y delincuentes, en el marco de la venta de drogas en zonas pobres de San Martín.
En ese punto, se mezcla lo peor del submundo del delito y los vueltos y las delaciones son moneda corriente. Lo ocurrido con Candela bien podría leerse en ese contexto.
Ello también explicaría la actuación desprolija de la policía bonaerense —el lugar donde apareció Candela, por ejemplo, no se acordonó y hasta el gobernador Daniel Scioli pisó lugares que eran clave— y hasta por qué la familia de Candela calló mucho de lo que sabía. En ese sentido, el cruzamiento de llamados telefónicos ya ha arrojado varias sorpresas que se conocerán en las próximas horas.
Otra media que evalúan los investigadores es "entrevistar" a Miguel Ángel "Mameluco" Villalba, un narco de la zona de San Martín que oportunamente aspiró a postularse como candidato a intendente de ese partido bonaerense y que fue detenido el 11 de agosto, acusado de tener en su lavadero de autos treinta kilos de marihuana.
Su hermano había sido detenido cuatro meses antes por la Justicia y se sospecha que el padre de Candela no estaría desvinculado de uno y otro procedimiento.
Mientras esto ocurre, los principales referentes políticos permanecen en silencio. Si bien en un principio Cristina Kirchner y Daniel Scioli se mostraron hiperactivos respecto al caso Candela —la Presidenta, por caso, recibió a su mamá en Casa de Gobierno—, en las últimas horas el silencio se apoderó de ambos.
Tal vez esto tenga que ver con la reunión privada que hubo ayer mismo en la Casa Rosada donde los referentes del Movimiento Evita, Emilio Pérsico y Fernando "Chino" Navarro, fueron recibidos por el influyente secretario de Legal y Técnica, Carlos Zannini. No fue, precisamente, una reunión de amigos, según refiere Noticias Argentinas.
"El encuentro entre el funcionario y los dirigentes de esa organización social se desarrolló por la tarde pero no se informaron los detalles ni sus motivos. No era como para agitarlos, claro está: a esa altura ya era 'vox populi' el rumor acerca de que Carola Labrador, la madre de Candela, militaba en el Movimiento Evita del distrito de Hurlingham", confía NA.
"¿A quién se le ocurrió la brillante idea?", aseguran que preguntó la Presidenta mientras intentaba recordar quién le había sugerido recibir a la madre de Candela en la Casa Rosada. Enseguida retomaron el hilo del ovillo y la punta estaba del lado de Pérsico y Navarro. En el Gobierno de la Provincia aseguraron a NA que la Casa Rosada “se cortó sola” cuando Cristina se entrevistó con Carola Labrador.
Concluyendo
Mientras estas líneas terminan de escribirse, más de 200 chicos permanecen desaparecidos, sin que a nadie parezca interesarle. No hay estadísticas ni campañas oficiales para encontrarlos, solo discursos de ocasión por parte del mismo arco político que ha demostrado ineficiencia a la hora de tratar este tipo de cuestiones.
No casualmente, en las últimas horas Maximiliano Storani, un joven que había desaparecido el 11 de agosto, apareció muerto. ¿Cuánto más habrá que tolerar?