Patricia Bullrich se cansó de desmentir sus vínculos con el ¿falso? espía Marcelo D’Alessio. De hecho, juró a viva voz que solo lo había visto una vez.
Sin embargo, un documento de la firma Movistar que se conoció en las últimas horas demostró que tenían una asidua relación, no solo por WhatsApp, sino también a través de profusos llamados telefónicos.
Ante la evidencia, Bullrich redobló la apuesta y dijo que el celular en realidad lo usaba su nieto “para jugar”. No es chiste, la versión la ratificaron a Tribuna de Periodistas desde su propio entorno.
Frente a tamaña puerilidad, cabe preguntarse: ¿Debe creerse que el pequeño tenía conversaciones telefónicas con D’Alessio? ¿Hay que tragarse que se “whatsapeaba” con el abogado “trucho”?
El documento de Movistar no deja lugar a dudas: la línea de celular está a nombre de Bullrich, con su domicilio y su teléfono particular como referencia de ello.
Y allí aparece un nuevo interrogante: ¿Por qué los grandes medios han decidido invisibilizar la revelación que pone en jaque a la ministra de Seguridad?
Como sea, cuanto más avanza el caso D’Alessio, más complica a referentes de Cambiemos, quienes se resisten a dar las explicaciones del caso.
Entretanto, persiste en el aire la sospecha de todo es parte de una gran banda dedicada a armar causas judiciales, extorsionar y apretar a referentes políticos y judiciales.
Lo preocupante es que algunos de los supuestos integrantes del clan son agentes de Inteligencia, fiscales, jueces y funcionarios del Ejecutivo nacional. Puede no ser lo que aparenta, pero nadie sale a aclararlo como corresponde.
Por caso, hace solo unas horas la justicia confirmó la situación de “rebeldía” del fiscal Carlos Stornelli quien persiste en resistir las citaciones del juez Alejo Ramos Padilla. ¿El que calla otorga?