Tal vez sea políticamente incorrecto mencionarlo, pero muchos de los avances que publican hoy los grandes medios de prensa fueron anticipados por Tribuna de Periodistas con asombrosa anticipación.
Nombres, datos, fechas, empresas, todo ello fue revelado desde un principio por este medio y luego replicado por otros, obviamente sin la cita de fuentes pertinente. Eso, hay que decirlo, pareciera ser menos políticamente correcto que el referido “autobombo”.
¿Es casual que otros medios de prensa publiquen datos que antes fueron revelados por este periódico? Podría serlo en algún caso puntual, pero llama la atención que esto ocurra de manera permanente. Veamos:
El 28 de mayo de este año, Tribuna publicó los vínculos entre Sergio Schoklender y oscuros financistas que aparecen mencionados en el expediente de la mafia de los medicamentos.
Un día más tarde, diario Perfil publicó lo mismo y lo presentó como una noticia “exclusiva”. La persona contra la que se apuntó en esa nota es Fernando Caparrós Gómez, financista que fue mencionado por primera vez por Tribuna de Periodistas en el año 2009 y luego en la nota de pertinente.
Pocos días más tarde, el 31 de mayo, este periódico publicó una nota que hablaba sobre “la responsabilidad de Hebe y el Gobierno” en el Schoklender-gate. Allí se explicó que la titular de Madres no era ajena a lo que ocurría en torno al programa Sueños Compartidos: “Ella misma ha rubricado y refrendado muchas de las operaciones que hoy están bajo sospecha. Pero hay algo peor aún, el propio Gobierno tendrá serias dificultades a la hora de explicar la falta de controles, no solo sobre las operaciones efectuadas por la fundación de marras, sino también sobre las operaciones sospechadas de lavado de dinero.”
El 10 de junio siguiente, revista Noticias publicó una nota “exclusiva” donde aseguró que Hebe “sabía todo”. El artículo referido en realidad no muestra nada nuevo, sino un rejunte de lo publicado por Tribuna y otros medios, haciendo hincapié en los señalamientos que le fueron hechos a Bonafini respecto a la conducta de su ex protegido, Sergio Schoklender.
Debe destacarse que una de las colegas que firma esa nota es Mariel Fitz Patrick, célebre por copiar notas ajenas, obviamente cambiando algunas partes para no llamar la atención. No casualmente, su marido es Agustín Maurín, periodista de Clarín a sueldo de la SIDE y cuestionado por acosar alumnas en la Universidad de La Matanza.
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Gracias a fuentes oficiales e informantes que trabajan con Hebe de Bonafini, Tribuna pudo anticipar esos y otros hechos, de los cuales se destaca uno en particular: el nombramiento de Hugo Gallardo como nuevo apoderado de Madres de Plaza de Mayo, un abogado cuestionado por sus vínculos con Construcciones Compartidas SA, una sospechosa firma que ostenta un solo empleado y fuertes vínculos con la Fundación.
Por allí se han canalizado millonarios fondos públicos que deberían ser investigados tanto o más que los que pasaron por Meldorek, siempre merced a las gestiones de Abel Fatala y el inefable Julio De Vido.
El dato fue publicado por este medio el pasado 13 de junio, bajo el siguiente subtítulo “Construcciones Calificadas, la empresa más temida”.
Dos días más tarde, la misma información apareció en los principales diarios del país, con Clarín y Perfil a la cabeza. Eso sí, nunca nadie mencionó a Tribuna, aún cuando algunos de los datos que se mostraron eran exclusivos de este medio.
Ello lleva a preguntarse: ¿Es ético hacer lo que hacen esos medios, es decir, tomar datos que fueron investigados por alguien más y no darle crédito?
Más allá de esa respuesta puntual, hay algo realmente preocupante: la falta de cita de fuentes es un tema recurrente en algunos medios. Por caso, docenas de indagaciones efectuadas por colegas de este periódico han sido “tomadas” por otros a lo largo de los últimos años, sin mencionar —siquiera tangencialmente— la fuente.
Uno de los casos más elocuentes ha sido lo ocurrido respecto al triple crimen de General Rodríguez, donde cierta información aportada en exclusiva a quien escribe estas líneas apareció en diarios de gran tirada nacional. A pesar de las excusas esgrimidas oportunamente por los colegas de esos medios, hay que recordar que el fallecido Sebastián Forza dio una sola entrevista antes de morir, y esta fue a este cronista. Ergo, era imposible que esos periodistas tuvieran la información que publicaron sin haberla “tomado” de Tribuna.
Lo mismo ha ocurrido respecto a personajes de la talla de Ricardo Jaime, Aníbal Fernández, Ricardo Echegaray, y otros, cuyos perfiles y escándalos fueron publicados entre 2003 y 2005 por este sitio y luego fueron replicados por los medios que rompieron lanzas con el kirchnerismo a partir de 2007/2008. Más allá de la falta de cita de fuentes: esos colegas, ¿hubieran denunciado los referidos hechos si no se hubieran enemistado con el oficialismo?
En fin, los ejemplos aquí mencionados son solo algunos de los tantos que han acaecido a lo largo de los últimos años. No es algo que solo le ocurre a este medio, sino también a otros pequeños medios.
No es más que una postal de la degradación del periodismo, con poco trabajo de campo, demasiada exposición a Internet y bajísima preparación deontológica. Es parte de lo que este sitio denomina “periodismo miserable”.
No es poco.
Christian Sanz
Twitter: @cesanz1