Antes que nada, debe decirse que no es desacertada la decisión de que exista en la Argentina una empresa petrolera de capitales del Estado. Eso no está en discusión siquiera por un instante. ¿A quién no se le llena de orgullo el pecho de escuchar que YPF es una firma nacional?
Lo discutible no es eso, sino la manera en la que se llevó adelante la expropiación oficial, violando todas las leyes vigentes. En tal sentido, el artículo 17 de la Constitución Nacional es más que claro a la hora de definir cómo debe ser ese procedimiento:
"La propiedad es inviolable, y ningún habitante de la Nación puede ser privado de ella, sino en virtud de sentencia fundada en ley. La expropiación por causa de utilidad pública, debe ser calificada por ley y previamente indemnizada."
Como puede verse, esto no ha ocurrido en el caso de YPF. El Gobierno le ha regalado en bandera de plata a la firma Repsol, todos los elementos necesarios para que lleve adelante una millonaria demanda contra la Argentina.
Es que, no solo no se ha indemnizado aún a la ibérica empresa, sino que se la ha expropiado antes de que el Congreso Nacional sancionara la ley correspondiente. Por si fuera poco, anteayer mismo se desalojó al "estilo Moreno" a los trabajadores españoles que cumplían sus tareas en el edificio Repsol en la Ciudad de Buenos Aires. ¿Qué juez no le daría la razón a los españoles frente a un eventual litigio contra la Argentina? ¿Por qué el kirchnerismo decidió hacer todo de manera atropellada y no siguiendo los pasos que exige, no solo la normativa vigente, sino también las buenas costumbres?
En efecto, el "chiste" llevado adelante por Cristina Kirchner a la hora de expropiar YPF, impone sobre la cabeza del Estado argentino una millonaria indemnización a futuro que no pagarán sus gobernantes, sino el pueblo todo. Ello podría haberse evitado a través del diálogo, pero jamás se intentó.
No es ese, sin embargo, el peor escenario: a partir de ahora, ¿quién querrá invertir en un país que de un día para el otro cambia las reglas del juego? ¿Cómo sobrellevar el desprestigio en el que han sumido a la Argentina una docena de irresponsables funcionarios vernáculos? Para observar cómo evalúa el mundo lo ocurrido con YPF, basta leer las tapas de los diarios de los principales países del mundo.
Conferencia unidireccional
Si alguien dudaba del poder ascendente que La Cámpora viene ostentando, la exposición que ayer dieron en el Senado de la Nación el ministro de Planificación Julio De Vido junto al viceministro de Economía Axel Kicillof —en realidad, el verdadero hacedor en esa cartera—, puso las cosas blanco sobre negro.
El joven "camporista" demostró tener todo el respaldo del oficialismo a la hora de hablar ante los legisladores, a quienes, dicho sea de paso, trató de manera despectiva. Kicillof no pudo responder cómo era posible que el kirchnerismo, a pesar de haber tenido un representante por parte del Estado nacional en el directorio de Repsol-YPF durante los últimos años, jamás hubiera hecho denuncia alguna respecto del "vaciamiento" de la firma.
En realidad, el economista solo se abocó a sobreactuar su enojo y a hacer una exposición de desaciertos, a través de un discurso vacilante y poco claro. A esos efectos, debe remarcarse que el silencio se apoderó de su persona cuando la legisladora María Eugenia Estenssoro le mencionó los detalles de un documento elaborado por media docena de ex secretarios de Energía, los cuales cuestionaron la política energética del kirchnerismo del 2003 al 2010. Tribuna de Periodistas publicó oportunamente el revelador informe.
Si algo de atención debe prestarse al discurso de Kicillof es respecto a su afirmación de que YPF será en el futuro como Aerolíneas Argentinas. La comparación no parece ociosa: no solo porque el propio economista fue subgerente General de esa firma, sino porque allí han desembarcado una veintena de jóvenes de La Cámpora que ostentan sueldos millonarios y que solo han ayudado a incrementar un déficit que hoy alcanza la friolera de 2.500 millones de dólares por año.
Tampoco debe perderse de vista la elección de quien será el nuevo gerente de explotación de YPF. Se trata de Exequiel Espinosa, titular de Enarsa, una empresa a la que no se le conoce una sola exploración petrolera. Se trata asimismo de un funcionario que se hizo tristemente célebre por haber contratado, en agosto de 2007, el chárter en el que el "empresario" Guido Antonini Wilson arribó a la Argentina con casi 800 mil dólares dentro de una valija no declarada.
Cabe preguntarse, pues, ¿qué tiene en cuenta el oficialismo a la hora de designar a sus funcionarios, su currículum o su prontuario?
Conclusiones aparte
Más allá del inevitable sentimiento de nacionalismo que pudiera aflorar en gran parte de la sociedad luego del acto de expropiación de YPF, no debe perderse de vista que se trata de una medida que responde más a la necesidad de recursos que a un gesto patriótico espontáneo.
Si así no fuera, ¿por qué el oficialismo tardó casi nueve años en llevar adelante la medida? Peor aún, ¿cómo explica Cristina Kirchner que en 1992 hizo lobby junto a su marido para que YPF fuera privatizada?
No parece casual que el Gobierno haya decidido expropiar esa empresa justo cuando se precisan 14 mil millones de dólares para importar combustible a la Argentina, dinero del cual carece el oficialismo. Esa es parte de la real trama detrás de la apurada "nacionalización" de YPF.
Habiendo vaciado ya la caja de la Anses y dilapidado las reservas del Banco Central de la República Argentina, al kirchnerismo se le van acabando las ideas a la hora de generar recursos que cubran las facturas que deben pagar por sus propios desatinos.
Mientras tanto, los rumores de que serán expropiadas otras firmas de servicios públicos a lo largo del año 2012, se hacen carne en los pasillos de Casa de Gobierno a través de los insistentes comentarios de fuentes de segunda y tercera línea.
Si bien es cierto que el ministro De Vido aseguró en las últimas horas que no se avanzaría en la "nacionalización" de otras empresas, también es real que el mismo funcionario supo alabar infinidad de veces la labor de la misma empresa que hoy el gobierno denosta y expropia.
Christian Sanz
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