En las últimas horas, se supo que las autoridades de la AMIA le pidieron a sus pares de la DAIA que desistan en continuar la causa judicial contra Cristina Kirchner por el memorándum de entendimiento con Irán.
En el texto, que se hizo público este mismo jueves, el organismo sostuvo: "Consideramos que mantener esa querella es perjudicial para la comunidad en general y afecta en particular a la AMIA en su gestión específica".
La misiva fue refrendada por la comisión directiva de la mutual judía y fue enviada al presidente de la DAIA, Jorge Knoblovits.
Que trascendiera el documento es un duro golpe hacia aquellos que aún sostienen que Irán se encuentra detrás del atentado a la AMIA, afirmación que no se sustenta en ninguna evidencia concreta del extensísimo expediente judicial.
Sí, en cambio, aparecen elementos de sobra que apuntan a Siria, lo cual es callado de manera persistente por los principales referentes de la colectividad judía. Por cuestiones de estrategia geopolítica y negocios básicamente. Algunos de ellos, dicho sea de paso, ilícitos.
En ese contexto, el memorándum con Irán apareció como la única alternativa posible que pudiera intentar llegar a la verdad, en el marco de un expediente lleno de modorra y totalmente paralizado. No era la mejor opción, sino la única.
Ahí es cuando colaron sus narices los intereses de siempre, principalmente norteamericanos e israelíes, y acusaron al gobierno de Cristina de querer pactar la impunidad hacia los iraníes. Eso sí, jamás supieron decir cuál era la prenda de cambio.
Primero dijeron que eran granos, luego petróleo, luego energía nuclear, y así sucesivamente. Cada vez que se caía una posibilidad inventaron otra nueva.
En ese contexto, era obvio que en algún momento perdería peso la denuncia contra la expresidenta (a la cual considero de las más corruptas de la historia, aclaro).
Ello explica el pedido de la dirigencia de la AMIA, que llega a manos, casualmente, o no, de Knoblovits, el mismo dirigente que en 2013 puso en duda la autoría de Irán respecto del atentado a la AMIA.
Y acaso otra coincidencia: la carta se hace pública en la misma semana que Mario Cimadevilla denunció que fue eyectado de la Unidad Especial AMIA luego de descubrir que no había elementos para avanzar contra Irán y sí contra Siria respecto del atentado de 1994.
Como puede verse, la mentira va cayendo a pedazos. Muy lentamente, pero va cayendo al fin.