Finalmente, el gobierno eligió a su “chivo expiatorio” en el marco del escándalo por sobreprecios en la compra de alimentos para el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación.
Se trata de Gonzalo Calvo, un hombre cuestionado en diversas oportunidades. La última, hace apenas unos meses cuando fue grabado con una cámara oculta cuando intentaba cobrarle coimas a una empresa de seguridad privada.
Justamente, ese es el primer dato que no cuadra: ¿Por qué el gobierno de Alberto Fernández decidió contratar a una persona con esos antecedentes?
Calvo viene de allá lejos y hace tiempo currando en el Estado. Por caso, en 2009 fue Secretario de Desarrollo Social y, en 2009, pasó a ocupar el cargo de secretario de Relaciones Institucionales del Ministerio de Producción bonaerense.
Ese mismo año le cedió su cargo a Luis Rodríguez, quien quedó a cargo de la implementación del Plan “Más Vida”, aquel que terminó enchastrando a Alicia Kirchner y al propio Arroyo por la comercialización de miles y miles de cajas de leche que eran para asistencia de los menos pudientes. La trama fue contada por Tribuna de Periodistas este martes.
Se insiste: ¿Cómo es posible que con esos antecedentes el gobierno volviera a sumar a sus filas a Calvo, ya señalado por pedir coimas antaño?
No es la única duda que persiste: siendo que el propio Arroyo confirmó que las cuestionadas compras del Ministerio de Desarrollo Social estuvieron supervisadas por la Sindicatura General de la Nación (SIGEN) y el Instituto Nacional de Alimentos, ¿no deberían renunciar también los responsables de esos organismos que refrendaron la maniobra?
A su vez, el ministro de Desarrollo Social aseguró que todo se hizo de acuerdo a lo que dicta el Decreto 260/2020. Entonces, ¿por qué se anuló la licitación?
Y además: ¿Por qué echó a Calvo y a otros 15 funcionarios de su área, uno de ellos Carlos Montaña, cercano a Hugo Moyano? ¿Los eyectó acaso para “protegerlos” de futuras investigaciones?
Dicho sea de paso, la presencia de Montaña en la cartera que comanda Arroyo venía inquietando a propios y ajenos. Porque, ¿qué tenía que hacer un hombre de Moyano en un área tan sensible como la Subsecretaría de Asistencia Crítica?
La respuesta se sabrá el día que se revisen las licitaciones que se impulsaron y aprobaron desde esa área. Será el comienzo de un nuevo escándalo.
Entretanto, en el Ministerio que comanda Arroyo empieza a manifestarse cierta preocupación por el comunicado emitido por una de las firmas cuestionadas, el Grupo L, donde se aclara que fueron “invitados” por Desarrollo Social de la Nación a participar de la licitación de marras.
¿Se trató de una advertencia de los empresarios cuestionados hacia el gobierno? ¿Qué otra cosa oscura habrá que conocer respecto de lo sucedido?
Por otro lado, aparece un inquietante interrogante: ¿Por qué se convocó a un holding que ya cuenta con señalamientos de diversa índole a participar de un acto de semejante envergadura?
En estas horas, hay dos presentaciones judiciales que buscan saber qué se esconde detrás de lo ocurrido en Desarrollo Social. A su vez, legisladores de la oposición intentan hacer lo propio.
Sea quien fuere que quiera avanzar mínimamente en la trama, deberá indagar en otro holding, el grupo Blend. Es una suerte de empresa “espejo” del Grupo L, con idénticas prácticas y los mismos referentes del poder detrás.
Quien conoce la trama al dedillo es Nicolás Cavallo, ex socio gerente y dueño de la Nirva. Habrá que ver si quiere hablar al respecto.