La reforma judicial avanza en el Congreso Nacional, sin prisa pero sin pausa. Porque el kirchnerismo parece dispuesto a sacarla “a como sea”, más por una necesidad de zafar de Cristina Kirchner que por la genuina voluntad de mejorar la Justicia.

Ello explica puntuales silencios, como el de la ministra de Justicia, Marcela Losardo. ¿No sería acaso la voz más pertinente a la hora de explicar de qué va una reforma que refiere a los alcances de su propia cartera?

Digresiones aparte, Tribuna de Periodistas decidió consultar a un especialista, el otrora consejero de la Magistratura Alejandro Fargosi a efectos de intentar entender —y desovillar— de qué va la movida del kirchnerismo.

-¿Cómo definiría la reforma judicial que impulsa el gobierno?

-La reforma judicial es la versión 2020 de la democratización de la Justicia que fue declarada inconstitucional en el anterior gobierno kirchnerista. No modifica ninguna de las estructuras que le importan a la gente, que tiene sus problemas en otros fueros que no tienen que ver con el Federal: son cuestiones penales, civiles, familia, laborales, de propiedad, etc… la sociedad recurre a los fueros ordinarios.

-Respecto del tema presupuestario, ¿qué implica?

-Implica que va a a haber menos plata para la justicia ordinaria. Y, lejos de ser neutra, la reforma va a ser algo negativo, porque esto no va a mejorar la lucha contra la corrupción, el narcotráfico y el contrabando, sino que va a haber un alineamiento de los jueces Federales que el gobierno va a hacer ingresar al Poder Judicial. Pensá que antes no existía el concepto de “jueces militantes”. Había, sí, magistrados obsecuentes, pero el kirchnerismo ha provocado este nuevo fenómeno que ya es explicito. Los jueces pueden tener la ideología que quieran, pero no debe reflejarse en sus fallos.

-Claro, suena a disparate...

-Es todo tan disparatado que hasta armaron un sindicato de jueces, en un país que no permite que haya un sindicato de policías. Han dicho incluso que la “meritocracia” no es lo que ellos consideran valioso. O sea, van a contramano de la mayoría de los países del planeta.

-Lo que pasa es que la Justicia necesita una reforma...

-Sí, pero hay un problema conceptual dentro de esa reforma y es que la justifican en los vicios que pueden tener algunos juzgado de Comodoro Py. Sin embargo, el sistema para corregir el mal accionar de un juez es echarlo a través de un juicio político. ¡Pero el kirchnerismo ha bloqueado ese mecanismo! Todo esto es un montaje absolutamente nefasto para todo el mundo, menos para ellos.

-¿Qué opinión le merece la modificación introducida en la reforma judicial que habla sobre las presiones de los poderes mediáticos?

-Es la frutilla del postre de la ya absurda norma: los jueces cuando sufren presiones que constituyen delitos o tentativas de delitos tienen que hacer la respectiva denuncia ante un juzgado, no ante el Consejo de la Magistratura, que carece de poder sancionatorio. ¿Qué va a hacer la Magistratura ante una eventual denuncia, citar al medio a que se defienda?

-Dudo que desconozcan esto que usted menciona… ¿por qué lo hacen entonces?

-Intentan empardar con la cuestión de los jueces militantes. Cuando un asunto o una institución quieran ser “ensuciados”, un juez militante va a decir que fue presionado por mengano o zutano.

Lo que va a hacer el Consejo de la Magistratura es una monumental tormenta política para demorar o ensuciar a a quien pueda ser molesto al poder.

-¿Una última reflexión?

-Nunca hay que menospreciar al kirchnerismo.

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