El 30 de enero de 2003, a las 21.45 hs moría asesinado Raúl "Cacho" Espinosa, luego de denunciar una trama de narcotráfico que envolvía al hoy kirchnerismo. Las últimas palabras que escuchó fueron las que pronunció su asesino justo antes de matarlo: "¡Che Cacho!".
Inmediatamente después, sonó un disparo que le quitaría la vida. Espinosa, uno de los propietarios de la Pesquera San Isidro, fue asesinado en la calle Lewis Jones 140, mientras llegaba a su casa junto a su esposa Lorena Gabarrús. Ambos descendían de su automóvil y se disponían a ingresar a su domicilio.
Tres meses antes, Julio De Vido, hoy poderoso ministro de Planificación Federal, había mantenido una sugestiva reunión con Espinosa en la cual, según confesó su viuda a la Justicia, le habría anticipado a su marido que podrían atentar contra su vida, cosa que posteriormente sucedió.
Para entender la trama de la cual estamos hablando, hay que retroceder unos años en el tiempo e introducir a los actores de un culebrón que promete resucitar cierta preocupación al kirchnerismo esta misma semana. Tiene que ver con una empresa pesquera llamada Conarpesa, señalada por posibles vínculos con el narcotráfico y el lavado de dinero.
Pero no es eso lo que más preocupa al oficialismo, sino el hecho de que se trata de una de las firmas que supo aportar millonarios fondos a las sucesivas campañas que Néstor Kirchner llevó adelante en Santa Cruz e incluso la que lo llevó a ocupar la primera magistratura el 25 de mayo de 2003; es decir, cuatro meses después de la sospechosa muerte de Espinosa.
No parece casual el dato de que este último viniera denunciando, justo antes de ser asesinado, los vínculos de Conarpesa con puntuales envíos de cocaína a Europa. ¿Cómo estaba tan seguro de que ello ocurría? Sencillamente porque fue vicepresidente de esa misma empresa sospechada.
Poco antes de morir, Espinosa reveló parte de esa trama a Elisa Carrió. Con esa información, la hoy titular de Coalición Cívica confeccionó en 2003 un duro informe donde reveló los nexos entre diversas empresas pesqueras. Veamos:
"Conarpesa se funda a mediados de los 70. Según testigos de identidad reservada, los dueños eran los Álvarez que manejaban la parte comercial pero siempre estaba por detrás Pescafina S.A. En esa empresa comenzó a trabajar Raúl 'Cacho' Espinosa, llegando a ser Vicepresidente. Luego Espinosa se va de la empresa y funda Pesquera San Isidro S.A. manteniendo relaciones de rivalidad y competencia hasta su muerte. A su vez la primera esposa de Espinosa cedió los derechos que tenía en San Isidro S.A a Juan Álvarez, aunque ahora esa parte podría haber sido comprada por Héctor Antonio, quien además habría ofrecido comprarle su parte a Lorena Gabarrus, madre de los mellizos de Espinosa y testigo de su muerte.
Oportunamente, Capefa (Cámara Argentina de Pesqueras, empresas Fileteras y Afines) denunció la operatoria de Conarpesa para quedarse con pesqueras, al amparo de los gobiernos provinciales de turno. Entre otras cosas, Capefa pide que "se dejen sin efecto los permisos usufructuados por Conarpesa con prácticas ilegales coimeando, presionando o extorsionando, mediante testaferros y en triangulación con empresas o empresarios argentinos.
Relación entre Conarpesa y Pescafina argentina y española:
1) De las constancias del expediente criminal (fs. 265) surge que Juan Álvarez consultó a Ignacio Pesquera, gerente de Pescafina, para negociar con la ex esposa de Espinosa la sesión de sus derechos sobre Pesquera San Isidro. En el membrete de este faz figura Pescafina en un extremo y Conarpesa en el otro. En la página oficial de Conarpesa que figura en Internet el Sr. Héctor Antonio, hijo de Jorge Antonio e integrante de Pescafina a aparece como el contacto comercial de Conarpesa.
2) La relación entre Héctor Antonio y los hermanos Álvarez se remonta al origen mismo de Conarpesa y mantuvieron relaciones comerciales permanentes hasta el definitivo control a partir del año 2000. No sólo Pescafina intervino en el acuerdo de sesión de los derechos de Alicia Martínez, sino que el propio Héctor Antonio ofreció a la segunda mujer de Espinosa comprarle las acciones de San Isidro correspondientes a la parte de los mellizos hijos de Espinosa y Gabarrus.
3) Toda la documentación corrobora la tesis de que detrás de los Álvarez está Héctor Antonio. Héctor Antonio, hijo de Jorge Antonio es quien estuvo involucrado en la quiebra fraudulenta de diversas empresas pesqueras en la década del ochenta. Una de esas empresas, Estrella de Mar estuvo ligada a la investigación de la mayor operación de tráfico de cocaína, ya que la cocaína era acomodada en envases para transportar langostinos con el logotipo de Estrella de Mar. Por último, a través de la misma empresa Estrella de Mar se vinculó a los Antonio con el BCCI, según consta en el Informe de Lavado de Dinero.
4) Desde el año 2000, fecha aproximada desde cuando Pescafina controla totalmente a Conarpesa, ambas empresas tienen su sede en la misma dirección y en el mismo piso, a saber: Salguero 2731 7° piso."
Como puede verse, las coincidencias son demasiadas y superan las meras sospechas.
Los sospechosos de siempre
Esta semana, en la más estricta reserva, Elisa Carrió viajará a Puerto Madryn a efectos de aportar al expediente judicial que investiga la muerte de Espinosa los nombres de sus ejecutores. Se especula con que mencione el nombre de Ademar Araujo y José Domingo Segundo. El primero aparece comprometido por un documento que estaba dentro de una billetera y que cayó al suelo junto al propio Espinosa el día de su crimen; el segundo, fue reconocido por la viuda del asesinado y aparentemente era el dueño del referido monedero. Allí se encontraron elementos que permitieron detener posteriormente a José Remigio Guevara, custodio de Fernando Álvarez, el Presidente de Conarpesa.
Araujo habló por primera y única vez con el periodista Marcelo López Masia y allí reveló que había estado "presente en el momento en que los dueños de la pesquera Conarpesa, Juan Álvarez Cornejo y su hijo Fernando Álvarez Castellano, le pidieron a mi hermano Daniel que sacara del medio a ‘Cacho’ Espinosa".
Según el entrevistado, fue su hermano Daniel el verdadero autor material del homicidio que conmocionó a Chubut el 30 de enero del 2003. Sin embargo, los investigadores siempre intuyeron que es él mismo quien se esconde tras el hecho.
"Mi hermano me contó que fueron a buscar a ‘Cacho’ Espinosa junto con José ‘El Bizco’ Segundo, un delincuente de poca monta de Puerto Madryn, ya que Espinosa conocía a Daniel y podía ponerse en guardia al verlo", dijo Araujo a López Masia.
"A Segundo le dijeron que se trataba de una golpiza y que a cambio le iban a conseguir 500 pesos y un trabajo. A mi hermano, que sabía que era un asesinato, le ofrecieron 80.000 pesos, de los cuales le pagaron 20.000 por adelantado y el resto nunca llegó porque dijeron que el trabajo estuvo mal hecho”, agregó.
Araujo cree que hubo dos causas principales por las cuales se mandó a asesinar al dueño de la pesquera San Isidro. "Espinosa quería nacionalizar la pesca, promoviendo a empresas argentinas como la suya, para frenar la depredación de los españoles en nuestras costas. Además, quería terminar con el circuito del narcotráfico que se estaría dando en buques que lograban burlar todos los modernos escáners de los principales puertos europeos, ya que llevaban sus cargas de alimentos hacia poco conocidos puntos de España e Italia, en pretendidas misiones humanitarias que están exentas de esos controles".
A pesar de los datos aportados por el propio Araujo y de los detalles brindados por la viuda Gabarrús, la Justicia ha hecho poco y nada para esclarecer el homicidio de Espinosa. Por caso, cuando se hizo el peritaje visual que permitiría probar la existencia de una reunión "organizativa" en la residencia de los titulares de Conarpesa, esta ya había sido demolida por sus dueños. Lo mismo ocurrió con otro sitio que sirvió para los encuentros entre los supuestos instigadores y los hermanos Araujo, el Hotel "La Posta": también fue derribado.
Concluyendo
Investigadores foráneos sospechan que detrás del entramado de empresas pesqueras que operan en Puerto Madryn hay una sola cabeza, posiblemente controlada por el ya mencionado Héctor Antonio, hijo de Jorge ídem, involucrado en el mayor operativo de decomiso de drogas de los años 80, la Operación Langostino.
Para sumar sospechas, hay que recordar que la familia Antonio operaba en esos días con el Banco de Crédito y Comercio Internacional (BCCI), utilizado por traficantes de armas y drogas para mover dinero sin ser detectados. Esa entidad fue cerrada en todo el mundo a principios de los 90 luego de comprobarse que lavaba dinero de ilícitos varios.
¿Cómo explica el kirchnerismo que aceptó dinero proveniente de empresas sospechadas no solo de traficar drogas y blanquear dinero, sino de haber asesinado a quien intentó denunciar esos mismos hechos?
En fin, esta semana volverá el tema Conarpesa a ocupar la agenda diaria de los medios, con la revelación de los nombres de quienes habrían asesinado a Espinosa. ¿Repercutirá el dato en la buena imagen de Cristina Kirchner de cara a octubre o pasará de largo como los últimos escándalos que aquejan al kirchnerismo?
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