Luego de las escandalosas revelaciones que se han dado a conocer en las últimas semanas respecto al affaire que involucra al vicepresidente Amado Boudou, en torno al intento de comprar la ex Ciccone Calcográfica a través de supuestos testaferros, poco pareciera poder revelarse que sorprenda al ciudadano de a pie. Por cierto, ¿qué más podría decirse que asombre a alguien luego de todo lo ya publicado?
Un dato que ronda en estos días por las redacciones de los principales medios de prensa podría ser la respuesta. Es una información que inquieta al hoy senador Aníbal Fernández, otrora poderoso ministro de Cristina Kirchner, y tiene que ver con la aparición de un hombre de su riñón en torno al mencionado escándalo.
Su nombre es Daniel Razzetto y ha sido el bendecido oportunamente por el ex Jefe de Gabinete de la Nación para ser vicepresidente de Club Quilmes. En tal sentido, debe decirse que oportunamente Razzetto reconoció ser presidente de Searen S.A. (CUIT 30-70961987-6), una sociedad que entre sus activos cuenta con el departamento en Puerto Madero que alquila Boudou.
Por otro lado, diario Clarín reveló oportunamente que Searen se asoció en su momento con la firma London Supply en 2010 para crear otras dos empresas. Hay que recordar que London Supply es la firma que aportó 1,8 millones de pesos para levantar la quiebra de Ciccone Calcográfica en el año 2010, trámite por el cual Boudou enfrenta dos denuncias penales, una de ellas iniciada por quien escribe estas líneas.
Un hombre (siempre) bajo sospecha
Daniel Razzetto no es cualquier persona: se trata de uno de los testaferros de Aníbal Fernández en empresas off shore junto a otro personaje llamado Damián Augusto Elissalt.
Junto al hoy senador, Razzetto es parte de una sociedad denominada Sifón donde también aparece el procesado ex secretario de Transporte Ricardo Jaime. Es la que ostenta la titularidad de un bar llamado "Malacara" ubicado en la calle Marcelo T. de Alvear 1500, ubicado en la Ciudad de Buenos Aires.
No son pocas las fuentes oficiales que admiten que, en ese local, el "triunvirato" de socios solía reunirse asiduamente con personajes de dudosa reputación. Algunos de ellos, por caso, aparecieron vinculados en los últimos años a investigaciones por narcotráfico.
Tal es el caso de Fernando Arriete, el procesado jefe de ventas internacional de la narco-aerolínea Southen Winds, quien advirtió en plena declaración testimonial que “Juan Maggio (presidente de SW) me utilizó para gestionar préstamos u otra forma de obtención de fondos que él no sabía manejar. Eran interminables las noches que tenía que aguantar sus depresiones comiendo en [el restaurante] Malacara porque estaba sobregirando financieramente”. La trama completa de ese escándalo y la participación de funcionarios oficiales en ella, fue publicada por Tribuna en abril del año 2005.
Como sea, no deja de llamar la atención que los tres involucrados en la sociedad de Malacara —Fernández, Jaime y Razzetto— estén relacionados de una manera u otra con el tráfico de estupefacientes y su consecuente blanqueo de dinero. Si a esto se suma la aparición —por ahora no descubierta por la Justicia— del banquero Raúl Moneta en la misma trama, la situación va tomando una espesura inquietante.
¿Será casual en ese escenario y con semejantes implicados que los investigadores indaguen sobre eventuales maniobaras de lavado de capitales?